Los precios vuelven a caer en agosto y se asoman a la deflación
Técnicamente, la deflación es una caída generalizada y prolongada de los precios en una economía. Y, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos económicos el término prolongado se refiere, como mínimo a dos semestres seguidos.
En España, el IPC volvió a caer en agosto por segundo mes consecutivo hasta el -0,5% interanual, según el avance publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por ello, lo que está ocurriendo lo que está ocurriendo en la economía española no se correspondería aún con una definición estricta de deflación.
No obstante, según el análisis detallado del comportamiento de los precios hasta julio, seis de los doce grupos de bienes y servicios que analiza el INE, están en negativo, con un peso del 47,11% sobre el total.
Además, el IPC –que en agosto registró la tasa interanual más baja desde octubre de 2009– lleva doce meses consecutivos prácticamente plano o en negativo. En este tiempo se han registrado ya cuatro meses con caída de precios (octubre, marzo, julio y agosto). De ahí que aunque técnicamente España no sufra deflación, los datos hacen saltar las alarmas de quienes ven como la economía se encamina hacia ella.
Los efectos negativos de una situación de deflación son evidentes. Los ciudadanos ven como caen los precios y retrasan muchas de sus compras a la espera de nuevos abaratamientos. Esto lleva a una caída de las ventas de las empresas, que reducen sus beneficios, lo que les a reducir sus plantillas e inversiones. De esta forma aumenta el desempleo y disminuye el consumo.
Sin embargo, el Ejecutivo aseguró ayer que no hay por qué temer al fantasma de la deflación. Según el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, precisó que la situación de los precios en España “no puede calificarse de deflación”.
Tasas positivas a fin de año
Al contrario, destacó que la demanda interna está mostrando signos de “fortaleza” e incidió en que las tasas negativas que viene registrando el IPC “son caídas puntuales y no es motivo de preocupación”. En su opinión responden a reformas estructurales llevadas a cabo por el Gobierno y a otros componentes más volátiles como la energía.
Por ello, auguró que en los próximos dos meses todavía se podrían registrar bajadas de precios, pero se mostró convencido de que el año finalizará con tasas positivas de inflación. Solo en agosto, el IPC subió una décima respecto a julio.
De hecho, en agosto, el abaratamiento de los precios de los carburantes fue la principal causa de la caída de medio punto en comparación con el mismo mes del año anterior, según explicó elINE al avanzar el dato.
No obstante no será hasta el próximo 13 de agosto cuando Estadística confirme el dato avanzado ayer, que supondría un descenso de dos décimas respecto al -0,3% de julio. Y una caída de una décima del Índice de Precios Armonizado (IPCA) que compara la inflación con Europa, hasta el -0,5%, frente al 0,4% registrado en julio.