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Parada y fonda tras un paseo por San Miguel de Allende

Bohemia, vital, cosmopolita, refugio de héroes y artistas, es una de las ciudades más bellas de México

Una de las panorámicas más fotografiadas de la ciudad, con su característica catedral neogótica de intenso color rosa.
Una de las panorámicas más fotografiadas de la ciudad, con su característica catedral neogótica de intenso color rosa.

Estratégicamente situada en la antigua Ruta de la Plata, que llevaba a las minas de Zacatecas, esta emergente villa era un remanso de paz para los viajeros de paso hacia zonas del interior de México.

Cinco siglos después, San Miguel de Allende forma parte de todos los itinerarios turísticos de la llamada ruta colonial y en pocos lugares como este, en cualquiera de sus callejuelas y plazas, se siente tanto el peso de la historia.

Fundada en 1542 por fray Juan de San Miguel, como San Miguel Arcángel, adquirió relevancia como ciudad en el siglo XVIII, cuando se construyeron algunos de sus edificios más vistosos, y sobre todo en el XIX, cuando jugó un destacado papel durante la Guerra de la Independencia.

La villa colonial fue cuna y amparo de los héroes de la Independencia

En honor a uno de sus héroes, Ignacio Allende, se cambió el nombre. Aquí se refugiaron los insurgentes tras el histórico grito independentista en la vecina Dolores Hidalgo.

A pesar de su pequeño tamaño, San Miguel de Allende no es una ciudad para recorrerse a la carrera, sino que merece la pena quedarse unos días para disfrutar de sus románticas mañanas y sus animadas noches, perderse entre sus empinadas, estrechas y empedradas calles y contemplar desde lejos y desde lo alto, desde su estratégico mirador, todos y cada uno de los matices rojizos y ocres de sus impresionantes edificios, detenidos en el tiempo.

Solo su arquitectura, porque San Miguel de Allende, a solo una hora de otra joya colonial, Guanajuato, y muy cerca de otra belleza, Querétaro, es una ciudad cosmopolita con numerosas galerías de arte, un colorido mercado de artesanías, conventos antiguos y una variada oferta cultural, gastronómica y de ocio que invitan a dedicarle unos días.

Arquitectura típica de San Miguel de Allende.
Arquitectura típica de San Miguel de Allende.

A estos atractivos se unen antiguas casonas españolas, hoy transformadas en espectaculares hoteles, con pocas habitaciones y muchos detalles, lo que facilita y mima la estancia de los más hedonistas.

Una vez instalado en la ciudad, la parroquia de San Miguel Arcángel, de un inusual estilo neogótico, construida en 1555 y de un intenso color rosa, le resultará familiar: es la foto más conocida de la ciudad.

La parroquia de Nuestra Señora de la Salud, con su fachada de estilo churrigueresco, y a su izquierda, el Oratorio de San Felipe Neri, barroco, también merecen una visita, así como el Convento de la Concepción o de las Monjas, que guarda pinturas de gran belleza, o la colonial Casa de los Perros, conocida por los motivos ornamentales caninos que decoran sus balcones.

Los Lavanderos es uno de los barrios más antiguos. Allí, el Paseo del Chorro lleva hasta los lavaderos coloniales de piedra rosa que se nutren de este antiguo manantial.

El paso de la Inquisición se hace patente en la conservada Casa del Inquisidor y en la Prisión del siglo XVII donde se encarcelaba a los acusados del Santo Oficio; en la Casa Museo Allende se exhiben objetos personales, armas, mobiliario y vestimentas de uno de los caudillos de la Independencia.

Antigua misión española de San Miguel Arcángel, México.
Antigua misión española de San Miguel Arcángel, México.

Pistas

Las mejores vistasSobre la atalaya donada por el general Lázaro Cárdenas se alza El Mirador de San Miguel. Desde ahí, las vistas de los edificios más emblemáticos de la ciudad y, a lo lejos, de la presa Allende, son fantásticas.

La noche del Grito Si viaja en septiembre no se pierda la noche del Grito de Dolores, en la madrugada del día 16. Es la fiesta que conmemora el inicio de la guerra de la Independencia, sigue un ritual especial y es amenizada por mariachis, fuegos artificiales, bebidas y dulces típicos.

Dormir como hacendado Viva la experiencia de alojarse en una mansión colonial, algunas transformadas en exclusivos hoteles boutique que ofrecen habitaciones sutilmente decoradas con vistas a jardines de ensueño y spa, y pruebe un típico baño temazcal (vapor y plantas).

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