Si no puedes cambiar de casa, renuévala
Reparar antes de decantarse por una nueva compra es una de las costumbres que se ha ido afianzando entre la población a lo largo de la crisis. Si los arreglos en calzado y prendas de vestir se han vuelto más comunes que lo que eran antes, la tónica no ha sido distinta en el caso de bienes de mayor entidad como los vehículos y, en especial, las viviendas. Y es que con las múltiples dificultades que existen hoy en día para comprar una casa de nueva construcción, son muchos quienes optan por las reformas.
Baño y cocina son las áreas del hogar que con más frecuencia se suelen renovar. Sus características (como, por ejemplo, la humedad a la que están sometidas) hacen necesaria una remodelación profunda más a menudo que en el resto de estancias de la casa, en las que lo más habitual es optar por una mano de pintura si no existen grandes desperfectos. Entre cinco años –para quienes desean seguir las últimas tendencias en decoración– y diez suele renovarse el que para muchas familias es el centro neurálgico de la vivienda: la cocina.
El precio de la reforma de este espacio cambia mucho según diversas variables. Influye el tamaño, la calidad de los materiales que se quieran emplear o el número de renovaciones que se deseen realizar (azulejos, suelos, fontanería, electricidad...). Las empresas que realizan este tipo de trabajos cifran entre 5.000 y 60.000 euros el precio de una reconstrucción de esta parte tan importante del hogar.
Para afrontar este desembolso, es posible acceder a los diferentes créditos de los que disponen las entidades financieras y cuyas condiciones no se han visto tan endurecidas como las de las hipotecas a causa de la crisis económica. Las opciones van desde los préstamos convencionales, como los que se suelen comercializar de cara a la compra de un coche, hasta los concebidos específicamente para reformar una casa y que pueden implicar que esta quede hipotecada como garantía de pago.
Una media de 10.000 euros es la cantidad que suelen financiar los españoles a la hora de enfrentarse a la reforma de su cocina, según apuntan algunos estudios de consumo. Los plazos de amortización para este tipo de créditos suelen rondar los 10 años con intereses que se sitúan entre el 7 y el 9%. Sin embargo, no hay que olvidar, que siempre será posible conseguir mejores condiciones si se tienen contratados otros productos en la misma entidad.
Además de los créditos, es posible que para conseguir la cocina soñada se pueda contar con algún tipo de subvención, especialmente si se adoptan medidas de ahorro energético (como mejorar el aislamiento, las ventanas o cambiar la caldera por una más eficiente), Por ello, conviene informarse de las ayudas disponibles a través de los Planes Renove impulsados por el Gobierno y que se canalizan mediante las instituciones autonómicas, que a su vez también pueden contar con sus propios incentivos.