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El Foco
Tribuna
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¿Has vivido en una cueva los últimos cinco años?

Reflexionar sobre la formación en marketing digital pasa por mirarse al ombligo y hacer un ejercicio de autoanálisis, para ver con claridad lo que ya sabemos y que simplemente debemos recordárnoslo a nosotros mismos para no perder nunca de vista esa perspectiva: formar en actualizarse. No es formar en memorizar, no es formar en aprender técnicas o estrategias que estarán obsoletas en meses. Es formar en tener la mente abierta a todo lo que se cruce en nuestro camino, a no pensar en modas sino en oportunidades, aprender a ponerse en los pies del usuario digital, a pensar más allá, formar en querer descubrir y formar en I+D+i del marketing digital. Y esta formación que aquí defiendo se justifica por la actualización constante de las disciplinas que se imparten. Está en su propia naturaleza.

Es verdad que esta actualización es también requerida en otras muchas materias formativas, obviamente. Entonces, ¿dónde está la diferencia? En la velocidad de esta actualización. Es por lo tanto absolutamente obligatorio, para los que tocamos el ecosistema digital de una u otra forma, adoptar esta velocidad de reajuste y replantearnos cada iniciativa día tras día.

Estamos preparando a los alumnos para puestos de trabajo que ni siquiera existen hoy en día

Lo que hoy se enseña sobre marketing online en las universidades y escuelas de negocio estará desfasado en unos meses, de ahí la necesidad de estar a la última sí o sí en cuanto a nuevas disciplinas que surgen, nuevas tecnologías aplicadas al marketing digital, nuevos dispositivos, nuevos canales, nuevas plataformas y, lo que es más importante, nuevos consumidores, los e-consumidores. La necesidad, en definitiva, de estar actualizado sobre todo lo que está pasando ahí afuera… con la dificultad de la rapidez con la que el mundo digital avanza. Es un ejercicio diario de estar permanentemente conectados, en el más amplio sentido de la palabra.

Debemos darnos cuenta de que estamos preparando a los alumnos para puestos de trabajo que ni siquiera existen hoy en día –y que aún ni concebimos–. Y esto supone enseñar las técnicas de marketing digital como una base de conocimientos sobre los que se van a edificar otras muchas estrategias, técnicas, tecnologías, plataformas... Esas que aún no imaginamos siquiera, pero que seguro aparecerán… Y aquellos a los que formamos deberán estar perfectamente preparados para asimilarlas.

Por ejemplo, ¿son una moda en estos momentos las redes sociales? Si así fuera, ¿merece la pena enseñar a entender y a trabajar con algo que pronto desaparecerá? Sinceramente, desde un punto de vista profesional, no debe importarnos si son una moda o no; no debe importarnos si una determinada materia del marketing online es pasajera o si está para quedarse. Lo que debe preocuparnos y ocuparnos es que si existe y ahí está mi público objetivo, al que me debo dirigir en mis objetivos de marketing, entonces deberé conocer ese medio, ese canal, esa plataforma… de forma exhaustiva para poder sacarle el mayor provecho y poder llegar a ese target de la mejor y más eficiente manera posible. Es, en definitiva, un proceso de enseñar a aprender, no de enseñar a memorizar. No tiene sentido hacer esto con ninguna materia, pero en concreto, con la formación en marketing digital debería ser ilegal hacerlo, por la propia naturaleza de lo que estamos hablando.

Tenemos el deber de demostrar cada día los resultados de la forma más exacta posible

Pero bajemos a la tierra, al día a día. ¿Cómo aterrizamos toda esta teoría? En la práctica encontraremos la respuesta. Es una formación que debe ser práctica, donde se forme en hacer, en manejar, en poner en práctica, en diseñar estrategias, implantarlas, desarrollarlas y finalmente lanzarlas en la red. Pero ahí no termina el aprendizaje. Una vez puesta en marcha, debemos ejercitarnos en medir todo, porque esta es una de las características –y a la vez ventaja de este medio– más importante del marketing digital. No solo enseñar cuáles son los indicadores clave de gestión, sino que debemos a su vez educar en el manejo de estos indicadores, sea cual sea la disciplina del marketing digital con la que estemos trabajando. Todos los procesos que pongamos en marcha, sea cual sea la disciplina que estemos empleando, deben poder medirse… y hacerlo.

Los anunciantes cada vez tenemos unos presupuestos más limitados y exprimir al máximo cada euro que ponemos en los medios es nuestra tarea de cada día. La medición de los resultados debe ser por lo tanto uno de los aprendizajes obligatorios en la formación en digital. Porque esta disciplina no solo lo permite, sino que obliga a ello. Tenemos el deber de demostrar cada día los resultados de la forma más exacta posible. Calcular el ROI (Return On Investment) final de una campaña para demostrar y para aunar resultados y rentabilidad. Hay que formar en pensar en resultados.

Digital es simplemente un entorno en el que nos movemos los consumidores, donde interactuamos y donde convivimos. El marketing debe entender que el usuario es el rey en este ecosistema y, con esta lección aprendida, el siguiente apartado es aprender a relacionarse, a entender, a cambiar nuestra mente si es necesario y finalmente a sobrevivir teniendo éxito. Esto que puede parecer de cajón, increíblemente no lo es tanto. Aún me encuentro con algún alumno e incluso con algún colega de trabajo que, hablando sobre el internet de las cosas, me comenta: “… Si es que esto es el futuro”. Entonces se produce en mí un acto reflejo que me cuesta dominar y que me impulsa a preguntarle: “¿Has vivido en una cueva los últimos cinco años?”.

Juan Carlos Muñoz es director del Máster de Marketing Digital de ICEMD (Instituto de la Economía Digital de ESIC).

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