Las sanciones contra Rusia entran en la tercera fase
Ni siquiera Alemania parece ya en condiciones de evitar que mañana (22 de julio) los ministros de Asuntos Exteriores de la UE endurezcan las sanciones contra Moscú y abran una vía que podría terminar en una guerra comercial total, comenzando por cerrar el mercado europeo a productos rusos como el caviar o los diamantes y terminando, en último extremo, con la prohibición de importar gas y petróleo.
La guerra comercial diseñada por Bruselas es la última de las tres fases de represalias contra Moscú (por ahora no se ha pasado de la segunda fase, consistente en denegar visado y congelar cuentas bancarias).
La tercera fase contempla, a su vez, tres etapas de diferente intensidad.
La primera, de intensidad baja, incluye las medidas de castigo adoptadas dentro de la segunda fase y alguna más:
Restricción a la importación de productos rusos del sector alimentario y del sector del lujo como diamantes, metales preciosos, pieles, vodka o caviar.
Restricción a la importación de productos rusos procesados, como fertilizantes, químicos, naves.
Restricción a la importación y exportación de armas. Punto muy delicado para Francia que quiere completar su venta de fragatas a Moscú.
Ampliación de la lista de ciudadanos y empresas sometidas a una congelación de cuentas y una denegación de visados para entrar en territorio de la UE. Su ampliación se da por segura mañana mismo.
Ralentizar la aprobación de proyectos de inversión rusa en la UE.
Cancelación de los programas de ayuda al desarrollo y de la financiación del BEI en Rusia. Se pondrá en marcha mañana.
La segunda, de intensidad media:
Restricción a las importaciones de todo tipo de bienes procesados procedentes de Rusia.
Restricción a la importación y exportación de cualquier tecnología de doble uso (civil y militar) y de armas.
Ampliación de la congelación de activos.
Restricciones al comercio y la inversión en relación con los servicios financieros. EE UU ya ha aprobado este tipo de medida con un grave impacto en las empresas rusas que necesitan refinanciar su deuda en dólares.
Restricciones a la libre circulación de capital.
Restricciones en el transporte por carretera y en el marítimo.
Impedir temporalmente la inversión rusa en el sector energético. Dañaría los planes de Moscú de construir nuevos gasoductos hacia Europa para esquivar el territorio ucraniano.
Prohibición de importar carbón.
Suspensión de todas las actividades de cooperación.
Y una tercera, de intensidad alta:
Restricciones en el mercado de capitales.
Restricción o prohibición total de las inversiones rusas en la UE.
Aplicación estricta de las normas de la UE a los activos rusos en compañías europeas.
Prohibición de importar gas.
Prohibición de importar petróleo.
Ningún país europeo quiere llegar hasta el final de la escalada, pero Rusia se está quedando sin aliados dentro de la UE como consecuencia del derribo del vuelo MH17 y, sobre todo, por la indignación de las familias ante la falta de respeto a las 298 víctimas.
El gobierno holandés, que hasta ahora militaba junto a Alemania, Italia o España entre los países partidarios de contemporizar con el Kremlin, parece acorralado por una opinión pública que se pregunta impotente cuándo y cómo podrá recuperar los cuerpos de sus 193 compatriotas.
Foto: Homenaje a las víctimas del MH17 en el aeropuerto de Schipol en Amsterdam (B. dM. 18 julio 2014).