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Columna
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La diplomacia de Merkel, a prueba

El escrutinio estadounidense sobre los tratos de Commerzbank con los países de su lista negra podría convertirse en un test de estrés financiero y diplomático. El segundo mayor prestamista de Alemania todavía está en recuperación de las secuelas de la crisis bancaria y le afectaría mucho una multa similar a la impuesta a BNP Paribas.

Al ser el gobierno alemán el mayor accionista del banco, cualquier castigo que parezca arbitrario llevaría a Angela Merkel a escena.

Desde 2010, Commerzbank ha sido investigado por el fiscal general de Nueva York, el Departamento de Justicia estadounidense y otras autoridades policiales del país. Este es sospechoso de haber violado las sanciones estadounidenses contra Irán, Sudán, Corea del Norte, Myanmar y Cuba entre 2002 y 2007. Commerzbank asegura haber cooperado con los investigadores estadounidenses.

El New York Times citó el 7 de julio fuentes no identificadas diciendo que los fiscales estadounidenses están considerando un acuerdo que incluiría al menos 500 millones de dólares (unos 367 millones de euros) en multas. Si bien esto supera el beneficio operativo del banco en el primer trimestre, Commerzbank podría hacer frente a una pena de este tipo. Ya ha destinado 934 millones de euros a provisiones.

Las acciones de Commerzbank perdieron ayer más de un 3,5%. Una multa de miles de millones podría sumir la planificación financiera del banco en el caos. El gobierno alemán no podría quedarse de brazos cruzados si la recuperación del banco descarrilara por la pasión regulatoria de Estados Unidos. Los responsables políticos de Berlín ya están furiosos por el espionaje de la NSA en Alemania y el reciente descubrimiento de un espía estadounidense en el servicio secreto del país. Hasta ahora, la respuesta de Berlín ha sido principalmente verbal. Sin embargo, según un viejo refrán alemán, la amistad termina cuando el dinero se convierte en un problema.

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