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La cúpula de Banco Sabadell ha sido la más estable durante la crisis

El mes de julio, tiempo de mudanza para la banca española

Aunque cada vez son más los españoles que reparten sus vacaciones durante todo el año, hay sectores, como el financiero, en el que la maquinaria de tomar decisiones se paraliza. Pero solo hasta mediados de agosto. A partir del domingo 17 de ese mes algunos de los mayores bancos del país vuelven a recuperar su vorágine diaria y en alguna que otra ocasión han aprovechado, incluso, para hacer mudanza, y no un pequeño cambio, sino uno rotundo, de esos de 180 grados, de los que su influencia es tal que prefieren hacerlo con nocturnidad y alevosía, a sabiendas de que el impacto será menor en el puente de agosto. Y puede que este año toque renovación, o por lo menos ese es el runrún del mercado.

 Pero antes de llegar a las ansiadas y merecidas vacaciones, una parte importante de los sectores con mayor peso en la economía del país y el propio Gobierno siempre quieren irse a la playa con los deberes hechos. Como si de verdad en julio terminase un curso y en septiembre empezara otro.

En el caso que nos atañe, el financiero, en las dos últimas semanas la banca ha protagonizado dos importantes cambios (uno con más impacto que otro). Después de dos años, Bankia ha reconocido el título de consejero delegado a José Sevilla. Desde que llegó en mayo de 2012 a esta entidad nacionalizada viene ejerciendo de número dos, aunque sin el reconocimiento del cargo. “Sus funciones son idénticas a las que desempeña desde hace dos años. Solo se ha cambiado el nombre del cargo”, asegura un colaborador de Pepe Sevilla, como se le conoce en el sector.

Más impactante que este nombramiento ha sido la salida de Juan María Nin del grupo La Caixa. El consejo de CaixaBank, presidido por Isidro Fainé, ha aprovechado el cambio radical de caja de ahorros a fundación bancaria para el cese de este ejecutivo que antes había pasado por la cúpula de Santander y de Banco Sabadell.

El ya ex consejero delegado de CaixaBank ha sido sustituido por Gonzalo Gortázar, un madrileño de ascendencia vasca que llegó al grupo catalán en 2009 procedente de Morgan Stanley.

Los desencuentros entre Nin y Fainé eran conocidos por todo el sector desde hace años, aunque en los últimos meses se habían acrecentado.

Al parecer, eran varias las causas de los rifirrafes entre ambos ejecutivos. Pero la gota que colmó el vaso fue la venta definitiva de Novagalicia (ahora Abanca) al venezolano Banesco, apuntan dos fuentes financieras implicadas en la operación.

El plan de La Caixa de crecer en Galicia es conocido por todo el sector, lo mismo que las negociaciones mantenidas para la compra de la firma nacionalizada gallega. El empeño de Nin por conseguir esta pieza para ponerla bajo la órbita de La Caixa y finalmente su fracaso, que se confirmó el pasado 26 de junio, cuando el FROB salió definitivamente del capital de Novagalicia, impulsó su salida.

Desde 2008, cuando la crisis económica entró de lleno en el sector financiero, las mudanzas en las cúpulas de la gran banca (sin tener en cuenta la de los bancos nacionalizados) se ha llegado a convertir en algo habitual.

Popular cambió a su consejero delegado, Bankinter dio un giro casi completo a su cúpula, lo mismo que Barclays España. El goteo de cambios en BBVA ha sido continuo. El número dos de Santander se estrenó en su cargo hace poco más de un año, lo mismo que gran parte de su estructura y, por lo tanto, de directivos como consecuencia de la fusión de Banesto y Santander.

La cúpula de Sabadell ha sido la única que se ha mantenido inalterable una vez que se asumió la salida en 2007 de Juan María Nin, hasta entonces consejero delegado del banco.

Los seis grandes –Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Popular– ya han presentado su propuesta a N+1 y McKinsey para pagar su gestión en el conocido como banco malo de las empresas. Le abonarán un fijo del 1% más un variable por cada vehículo o fondo que gestionen, a lo que se sumará una prima por el éxito de cada operación.

La idea es constituir un fondo por cada empresa cuya deuda deba capitalizarse por parte de los bancos. El proyecto denominado Fénix (antes Midas) de los seis grandes era poner en marcha este banco malo la semana pasada, pero la falta de acuerdo en el pago de las comisiones a N+1 y McKinsey, firmas que pedían un abono considerado por la banca como desorbitado, como las dudas sobre los proyectos de algunas empresas elegidas para estrenar esta nueva vía de capitalización frenaron la semana pasada su puesta en marcha. Este es el caso de la firma General de Alquiler de Maquinaria (GAM), que se encuentra en negociaciones con un fondo para la venta de parte de su deuda.

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