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Columna
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El tope de las fusiones

El auge de las fusiones realmente podría explotar. Con unos 1.800 billones de dólares en fusiones y adquisiciones en lo que va de año, 2014 se perfila como el mejor año desde 2007. Mirado a través del prisma de la historia, sin embargo, puede ser solo el comienzo.

Las medidas de las fusiones y adquisiciones pueden ser engañosas. Por un lado, tienden a ignorar la inflación. Un dólar –o varios miles de millones de ellos– se usa para comprar mucho más. El valor de los activos fluctúa, es decir, en unos años las empresas son mucho más baratas. La globalización también juega un papel importante.

Con acuerdos por valor de 3,1 billones de dólares en los últimos cuatro trimestres, según datos de Thomson Reuters, y un valor en los mercados mundiales de alrededor de unos 55,4 billones de dólares, la proporción actual entre fusiones y adquisiciones y valor de mercado es del 5,6%. Si los valores de renta variable aumentan en otro 10% para finales del próximo año hasta los 60.900 millones de dólares, y el volumen de las fusiones crece a su media proporcional a largo plazo, eso implicaría 4,5 trillones de dólares en adquisiciones en 2015.

Puede ser una cifra muy optimista, pero hay razones para pensar que el impulso se mantendrá. Deuda barata, efectivo abundante, los inversores premian a los adquirentes, la confianza empresarial mejora y economía se recupera, por lo que se conspira con el simple hecho de que los acuerdos por lo general engendran más ofertas.

Pero lo que puede ser bueno para los banqueros no tiene por qué beneficiar a los accionistas. La fiebre de los compradores en Estados Unidos por encontrar objetivos en el extranjero para reducir sus facturas de impuestos, una tendencia que ha contribuido de manera significativa a la actividad este año, podría dar lugar a muchas asociaciones infelices a largo plazo. Además, las valoraciones de los acuerdos están subiendo, lo que sugiere que la arrogancia hace acto de presencia. Así, cabe esperar que el aumento de las fusiones y adquisiciones continúe. Y con tanta actividad tan rápida, se elevará la destrucción de valor.

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