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Luis Eduardo Cortés, presidente del Comite Ejecutivo de Ifema

“La idea de privatizar Ifema no es descabellada”

Isabel Etxamendi
Manuel G. Pascual

Tras una dilatada carrera política en el PP madrileño, Luis Eduardo Cortés (Madrid, 1943) fue nombrado presidente del comité ejecutivo de Ifema en 2007. Ha estado al frente del recinto ferial, una entidad consorciada (su capital está controlado por el Ayuntamiento, 31%; la Comunidad de Madrid, 31%; la Cámara de Comercio de Madrid, 31%; y Fundación Especial Caja Madrid, 7%), desde un año antes de que arrancara la presente crisis económica. Cortés lleva a gala que el impacto económico de Ifema en la ciudad está en torno a los 2.000 millones de euros anuales.

Pregunta. ¿Qué valoración hace de la primera mitad del año en Ifema?

Respuesta. 2014 está siendo un año más simpático que los anteriores. La gente está discretamente más optimista, con más ganas de gastar el dinero. Estamos ganando el aspecto psicológico, ahora nos falta la base real económicamente hablando. Nosotros hemos notado un aumento de visitantes profesionales y de compradores. Pero todavía le falta un empujón.

P. Los ingresos del recinto ferial cayeron entre 2010 y 2012 de 117 a 100 millones de euros. ¿Nos puede adelantar una cifra aproximada para 2013?

"La venta de Ifema no está prevista a día de hoy, ni nos la vamos a plantear en el futuro inmediato. Creemos que no es el momento adecuado”

R. Vamos a estar en esa línea. Los ingresos no están aumentando, aunque sí que nos consta que vienen más compradores y se genera más negocio, aunque eso no afecta a nuestras cuentas: no se traduce ni en más metros cuadrados contratados ni en más servicios. Ahí estamos en un punto suficiente, porque la misión de Ifema no es ganar dinero. Tampoco deber tener pérdidas, pero el objetivo es vender la imagen de Madrid y ser uno de los motores de su economía. Nuestra situación financiera es segura. Nos apoyamos sobre un colchón importante de dinero.

P. ¿Con qué margen cuentan?

R. Tenemos ahorros, no me refiero a créditos. Disponemos de unos 33 millones de euros, pero además tenemos deuda cero, lo que nos da mucha tranquilidad. No tenemos subvenciones y somos perfectamente capaces de financiarnos. Esa es la línea que tenemos que seguir.

P. ¿Está garantizada la rentabilidad para 2013?

R. Sí. Hemos recortado mucho los gastos, lo cuál ha compensado la caída de ingresos. Creo que los últimos meses del año, a partir de septiembre, vamos a mejorar mucho las cifras, no solo por las ferias sino también por los congresos que se celebran en nuestras instalaciones.

“Si Ifema fuese privada sería más ágil. Su objetivo no es hacer dinero, sino generar negocio. El resultado final depende de sus gestores”

P. El grupo Arturo Cantoblanco perdió su contrato con Ifema a finales de 2013. ¿Cómo valora los servicios recibidos en los últimos dos años?

R. No dudo de que tenían la voluntad de hacer las cosas bien con nosotros. En lo tocante al servicio de comida y restauración, eran buenos. El problema es que los pagos se retrasaban. Creo que era un problema de organización técnica del grupo. Al final se llegó a un acuerdo y la situación acabó bastante bien, aunque no de manera perfecta.

P. ¿Ya han cobrado la deuda que les dejó?

R. Está todo más o menos controlado. La deuda está avalada y tenemos pagarés, aunque hay que pagarlos. El grupo Arturo Cantoblanco nos debe todavía algo más de un millón de euros.

P. Arturo Fernández ha intentado recientemente hacerse con el 51% de las acciones de Ifema. ¿Qué opina sobre la operación? ¿Ifema está en venta?

R. La idea en sí misma de privatizar Ifema no es descabellada, otra cosa es decir que ahora sea el momento adecuado o pensar que Ifema ahora funciona mejor de lo que lo haría si estuviese en manos privadas. Si me pregunta si creo que en algún momento se privatizará Ifema, pues opino que es posible, pero no está previsto a día de hoy ni nos lo vamos a plantear seriamente en el futuro inmediato. Pero repito que tampoco nos parece una locura que venga alguien a ofrecer hacerse con la gestión o comprar Ifema.

P. Usted suele decir que el objetivo de Ifema no es hacer dinero. ¿Se podría mantener esa misión si deja de ser una organización con capital público?

R. Esa es la clave de la cuestión. No es fácil ver si sería o no viable de esta forma. Pero también es cierto que si nos basamos en ese argumento no se podría privatizar nada, y en un país como España hay demasiados organismos y empresas públicas. Por otra parte, si Ifema fuese privada sería una empresa mucho más ágil y podría hacer muchas más cosas. Pero en realidad el resultado final depende mucho de las personas: de si los gestores tienen en la cabeza conseguir lo mejor para todos o solo para ellos.

La fallida operación de Arturo Fernández

La multinacional Eurest asumió en enero de este año el servicio de catering y la gestión de los bares y restaurantes de Ifema, contrato que hasta entonces obraba en poder del grupo Arturo Cantoblanco. La razón de la rescisión del acuerdo: retrasos en los pagos al recinto ferial, al que entonces adeudaba 1,27 millones de euros en concepto de canon. Arturo Cantoblanco solicitó la semana pasada el preconcurso de acreedores.

Pocas semanas después, Arturo Fernández, dueño del citado grupo empresarial y recién reelegido presidente de la patronal madrileña, CEIM, anunciaba su intención de hacerse con el control de Ifema desde la Cámara de Comercio de Madrid, institución que también controla. Para ello pretendía comprarle desde dicha plataforma un 10% de los títulos al Ayuntamiento de la capital y otro 10% a la Comunidad de Madrid, tras lo cual la Cámara ostentaría una posición de control del 51%, aunque manteniendo a los demás socios en el consorcio.

La operación no ha fructificado. Un informe municipal confidencial publicado por El País considera el movimiento jurídicamente “inviable”.

Pero Fernández sigue presente en Ifema. Como presidente de la Cámara, el empresario participa en los comités ejecutivos del recinto ferial, el órgano en la que se toman la decisiones clave.

“Puede que abramos en Lima un recinto”

¿Tienen en perspectiva cerrar algún acuerdo en el extranjero?

Estamos moviéndonos ahora bastante, fundamentalmente mirando a Iberoamérica. Ya hemos hecho ferias allí. Estamos presentes en Santiago de Chile, vamos a ir próximamente a Lima (Perú) y Bogotá (Colombia) para intentar cerrar acuerdos relacionados con posibles ferias a celebrar en esos países.

¿Hay algún sector que tenga más presencia en esos países?

Arco, por ejemplo, tiene muchas posibilidades en Colombia, país invitado de la edición del año que viene, porque el mercado del arte contemporáneo está creciendo mucho allí. En Chile tenemos un evento de seguridad. Y en Perú vamos a hablar este mes de cara a la posibilidad de cerrar un acuerdo para levantar de cero unos recintos feriales potentes en Lima, algo que todavía no habíamos hecho. Nosotros tendríamos ahí algún tipo de participación, ya sea como consultores o participando en el negocio. Hasta ahora habíamos asesorado a otros recintos, pero nunca nos habíamos implicado en el desarrollo del negocio en sí.

¿Qué perspectivas tienen fuera de América Latina?

Tenemos mucho interés en crecer en China, en este caso con Matelec [el Salón Internacional de Soluciones para la Industria Eléctrica y Electrónica]. En el Golfo Pérsico pretendemos entrar en Emiratos Árabes y Catar. No es fácil, pero estamos en ello.

¿La posición de Ifema entre las ferias europeas ha mejorado o empeorado?

Ifema está muy bien considerada. Somos el número uno en España, a pesar de que a veces pongan a la Fira de Barcelona por delante. En Europa hay sectores en los que somos referencia. Francfurt probablemente sea la feria más potente de la UE, pero en turismo, Fitur está entre las tres mejores ferias del mundo. En el mercado del arte, Arco se encuentra entre las tres primeras de Europa. También nos hemos destacado mucho en los congresos: Madrid es ya la segunda capital del mundo en estos eventos, solo superada por París.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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