Brasil hace números ante la gran cita futbolística
Casi cuatro años han pasado desde aquel gol de Andrés Iniesta a Holanda que puso punto final al Mundial de Sudáfrica, de grato recuerdo para los españoles. Han pasado cuatro años, y la gran fiesta planetaria salta de Sudáfrica a Brasil, y con ella los multimillonarios intereses económicos de países, empresas y jugadores.
El Gobierno brasileño prevé que el evento aporte unos 3.030 millones de dólares extras a su emergente economía (que no pasa precisamente por sus mejores horas), según los datos del Ministerio de Turismo. Esta cifra incluye tanto la compra de entradas como el propio gasto de los turistas. El Ejecutivo de Dilma Rousseff cuenta con que hasta 3,6 millones de personas (600.000 extranjeros) visiten el país durante el mes que durará la competición. 3.000 millones de dólares pueden sonar importantes, pero no lo son tanto en una economía valorada en dos billones de dólares.
Es decir, que el dinero proveniente de los turistas aportará, a lo sumo, una o dos décimas al PIB nacional. Y eso, si se cumplen las previsiones: en Sudáfrica 2010 se esperaban 450.000 turistas y la cifra final se quedó en 309.000. No hay que olvidar, además, que la inversión total en infraestructuras ha ascendido a unos 8.000 millones de reales (unos 2.650 millones de euros) solo en infraestructuras (es decir, sin contar con extras como, por ejemplo, la seguridad).
La agencia de calificación de riesgos Moody’s cree de esta manera que, a lo sumo, el evento proporcionará al país un impulso “efímero” en el mejor de los casos. “Vemos un impacto limitado sobre Brasil teniendo en cuenta la duración limitada del evento y el tamaño de su economía”. La agencia prosigue: “El evento puede tener un alto beneficio reputacional, pero podría verse lastrado por las protestas sociales”.
Tampoco ven un beneficio a largo plazo otras firmas como Capital Economics, que añade leña a esta visión negativa afirmando que el Mundial no será capaz de ayudar a la solución de los “problemas estructurales” del país. Y eso, a pesar de que se prevé que la inversión en infraestructuras (como aeropuertos) suponga una inyección de 90.000 millones de dólares hasta 2019.
No todo el mundo ve claro el impacto positivo de un Mundial sobre la economía. Un estudio de los economistas Robert Baade y Victor Matherson elaborado tras el Mundial de 1994 aseguró que el evento había tenido efectos negativos sobre la economía debido al alto volumen de inversión. Y eso, sin tener en cuenta que el país norteamericano no necesitaba tanta inversión en infraestructuras. El economista Stefan Szymanski y el periodista del Financial Times, Simon Kuper, aseguraron por su parte en su libro Soccernomics de 2012 que estos eventos generan riqueza social (hacen felices a la gente) pero no son rentables económicamente. “Si nuestras predicciones son ciertas, Brasil no se hará más rica. Más bien, habría que entender el Mundial como una serie de transferencias financieras: de hombres a mujeres (que tendrán más diversión), de los contribuyentes brasileños a la FIFA y a los fans mundiales y de los contribuyentes a los clubes y a las constructoras”.
Hay otros estudios más positivos que tratan de adivinar los impactos. La consultora Deloitte asevera que el efecto en el PIB brasileño será de 63.000 millones de dólares para el periodo 2010-2014, lo que supondría un incremento del 2,1% del PIB nacional en estos años. Los precedentes también hablan de efectos positivos. La consultora Grant Thornton, por su parte, estimó en su día que el Mundial de Sudáfrica supuso para el país africano en 2010 un impacto en el PIB del 0,56%. Su PIB, de hecho,se incrementó por encima del 1% los años siguientes. Incluso en el país vencedor, España, ABN Amro, estableció ese impacto en el 0,7% del PIB español.
Reclamo
Los hay que ven beneficios en las suculentas inversiones. El evento supone un reclamo irresistible para las múltiples marcas que se han asociado tanto al comité organizador local como al programa de FIFA. Entre los patrocinadores de esta edición destacan sectores como la alimentación (Garoto), banca (Itaú), seguros (Liberty Seguros) o artículos deportivos (Centauro).
Y, como no, está quien ganará pase lo que pase: la FIFA se embolsará unos 4.300 millones de dólares gracias al evento, lo que supone un fuerte ascenso frente a los 3.660 millones que facturó en Sudáfrica 2010. Esto será posible no solo gracias a los derechos televisivos, sino gracias a los acuerdos de colaboración con sus patrocinadores (Budweiser, Continental y Mc’Donalds, entre otros), a sus socios (Adidas, Coca-Cola, Hyundai, Kia, Emirates, Sony y Visa) y a los derechos de retransmisión.