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Pari Siamo ? (¿Somos iguales?)

Esta entrada (con leves modificaciones) aparece como artículo en el número de Junio de la revista Capital

Rigoletto es feo, jorobado, de origen humilde y tiene un trabajo que le aliena. Es bufón y siervo del Duque de Mantua. Su vida no era como la había soñado.

Pero Rigoletto anhelaba la vida de su amo. En sueños se veía como él. Esbelto, atractivo, deseado por todas las mujeres, con capacidad de hacer cuanto quisiera. Al duque nada, ni un simple capricho, se le resistía.

Sin embargo, Rigoletto, con su enorme joroba, no podría erguirse y ser tan esbelto como el duque. Ninguna mujer se sentiría atraída por él. No podía hacer realidad ni el más insignificante de sus sueños.

Nadie lo sabe, pero Rigoletto, tiene una hija. Se llama Gilda. Cuando por las noches abandona la corte se acerca a su casa donde mantiene escondida a su hija. Allí el recuerdo del sufrimiento que su actuación en la corte ha creado a otras personas, (“Quel vecchio maledivami!”) le pone ante una realidad perversa: puede que él no se diferencie mucho de los delincuentes (incluido el propio duque) como el que acaba de salirle al encuentro en la calle. “Pari siamo”.

No se atreve a contarle a su hija nada de sus anhelos y la mantiene encerrada, apartada de todos. Rigoletto se pasará los días enseñándola a ser lo contrario de lo que él realmente es. Enseñándola a ser como se suponía que él debía ser. En definitiva, enseñándola a ser una discapacitada social, a no poder valerse en el mundo que él mismo ha contribuido a crear y sostener.

Esta discapacidad de Gilda precipita los acontecimientos. La hace presa fácil de los engaños de los cortesanos y es violada.

En ese momento, a Rigoletto la realidad se le revela todavía más cruel. Su trabajo de bufón se hace insoportable, su joroba parece crecer y hacerse más evidente. Su divergencia de origen con respecto a los cortesanos se hace insalvable, su fealdad se muestra en toda su magnitud.

El velo se rasgó. Su sueño se evaporó. Se siente traicionado. (Cortigiani, vil razza dannata)

A partir de ese momento. Rigoletto querrá matar al Duque de Mantua. Planifica su asesinato.

La magia de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi (y por extensión de la obra de Víctor Hugo “El rey se divierte”) radica en la fórmula elegida para resolver el conflicto: el suicidio de Gilda y con un objetivo aparentemente contradictorio: salvar al Duque de Mantua.

La sociedad de Mantua estaba condenada al capricho de unos pocos. Y como resultado de ello la misma vive en una esquizofrenia total. Querer restablecer el orden natural de las cosas movido por la venganza al perder unos privilegios, no es una solución.

La trágica vida de Rigoletto, lleva a nuestra heroína a la conclusión de que ante la disyuntiva de colaborar o rechazar la perversa sociedad del duque, lo correcto es lo segundo. Además debe hacerse desde el primer momento. Posiblemente su padre de joven se enfrentó a la misma disyuntiva. Colaborar contaminó su vida. Pedir un cambio movido solo porque ahora es evidente que nos perjudica, no lo arregla, lo empeora.

Por último, y aunque pueda no estar tan claro, siempre he pensado que la muerte de Gilda también atañe al Duque de Mantua. Es muy probable que el duque no entienda, incluso se burle, de la decisión de Gilda. Pero no será ajeno a sus consecuencias.

La discapacidad de Gilda para vivir en un mundo corrupto se transforma en una ventaja ya que se utiliza para crear algo muy distinto. El suicidio de un joven condena a muerte al viejo mundo ya que solo con la complicidad de las nuevas generaciones éste último puede perpetuarse.

Toca construir algo nuevo, por gente nueva. La muerte de Gilda es también la de la corrupta sociedad de Mantua.

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