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Columna
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Astra y Pfizer deben empezar de nuevo

Astra Zeneca no debería restablecer el diálogo con Pfizer en los últimos días del calendario de adquisición. Las conversaciones que se produjeran ahora o serían infructuosas o retrasarían un reinicio correcto más tarde.

Algunos de los accionistas del grupo farmacéutico de Reino Unido están instando a que se produzcan más negociaciones antes de que el calendario oficial se cierre el 26 de mayo. Estos esperan que se produzca una nueva oferta de su pretendiente estadounidense, que incremente su valor por encima de la propuesta de 119.000 millones de dólares (alrededor de 88.000 millones de euros) que rechazó. Pero no hay ningún camino honesto hacia dicha oferta.

Es fácil ver por qué los inversores quieren que haya interacción entre ambas compañías. La brecha entre la última oferta de Pfizer y los 127.000 millones de dólares (unos 93.000 millones de euros) que Astra ha fijado como su precio mínimo no es tan amplia. Pfizer ha estipulado que si Astra considera la propuesta que hay sobre la mesa, entonces tiene derecho a aumentar su oferta.

La única vía creíble para que se produzca una oferta mayor es que el calendario actual llegue a su fin

Pero la maniobra que implicaría para Pfizer probablemente no funcionaría. El comité que regula las adquisiciones en Reino Unido prohíbe cualquier tipo de señal –privada o pública– que sugiera que ciertamente habrá una oferta que sustituya a la que en un principio se declaró como “final”.

Si Astra ahora estudia la oferta final y Pfizer no incrementa luego su oferta, el consejo de administración podría meterse en problemas. El comité pide que haya una justificación material para retirar una consideración. “Pensamos que nos iban a dar un precio más alto” no sería suficiente.

Además, el consejo de Astra estaría actuando de mala fe. Este rechazó la propuesta actual de Pfizer por no reflejar convenientemente el valor de la empresa. Sería deshonesto volver atrás y simular que sí que se ha tenido en cuenta.

La única vía creíble para que se produzca una oferta mayor es que el calendario actual llegue a su fin, dejar pasar el periodo recomendable de tres meses para reflexionar y que se enfríe la situación, y reiniciar nuevamente las conversaciones en agosto.

Pero todavía queda la opción de hablar ahora por su bien. Pero no es probable que las negociaciones en los últimos días del proceso actual sirvan de mucho.

El ambiente actual es tóxico. Si los ánimos se enfriasen, Astra podría pedir que el calendario de la oferta se ampliase para facilitar unas conversaciones más constructivas. Pero eso solo retrasaría aún más las cosas, porque pospondría el inicio del periodo obligatorio de parón de tres meses entre una oferta final y una nueva.

El precio que la compañía de Reino Unido anhela conseguir es de 58,85 libras por acción, una cifra contundente. Para justificar ese número, Astra Zeneca tendrá que cumplir con el 100% de su previsión de 45.000 millones de dólares (alrededor de 33.000 millones de euros) en ingresos para el años 2023, a la vez que fortalece sus márgenes de beneficio.

Pero el consejo de administración de la farmacéutica británica no hace mal en pedir un alto precio a cambio de renunciar a su independencia. Después de todo, el 55% de la oferta de Pfizer está constituida por títulos, y el historial de la compañía en el terreno de las fusiones y adquisiciones es débil.

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