Otro episodio del carrusel eléctrico
El mercado eléctrico español lleva meses y meses inmerso en una especie de carrusel legal y normativo que está generando, cuanto menos, incertidumbre y perplejidad dentro y fuera de nuestras fronteras a empresas, consumidores e inversores. Una suma de vaivenes que ha contado con ejemplos como el de cambiar normas utilizando el último día del año un decreto destinado a regular la actividad de las empleadas del hogar, la polémica y contestada reforma eléctrica o el rocambolesco episodio de una hipotética manipulación de precios, cuya investigación ha quedado, al menos de momento, en el limbo de los olvidos por inconsistencia. Pero el carrusel sigue girando y sumando episodios. El último ha sido la apertura de una investigación por parte de la sala de la Competencia de la CNMCsobre los anuncios y comunicaciones realizados por las comercializadoras porque “podrían ser confusos y/o engañosos”. Unos contenidos que eran conocidos por el Ministerio de Industria, que no puso objeción alguna para su difusión entre los consumidores. Es evidente que el nuevo mercado eléctrico necesita unas grandes dosis de claridad y transparencia. Pero no lo es menos que ambas deben empezar por la definición de las reglas del juego, sin poner a nadie en el punto de mira de forma indiscriminada.