La eficiencia energética, inversión de alto retorno
Durante muchos años, la generación de energía ha acaparado toda la atención de las empresas, y de los gobiernos occidentales, si bien esta prioridad se ha ido transformando y, hoy, se sitúa también en la reducción del consumo energético y la utilización racional de los recursos. Así lo demuestran los planes establecidos en las sucesivas Directivas Europeas sobre Eficiencia Energética y el gran objetivo europeo denominado 20-20-20, dónde se pretende que en 2020 las emisiones se hayan reducido en Europa en un 20% con respecto a 1990 y la eficiencia energética haya mejorado a su vez un 20%.
Las políticas energéticas, pues, se dirigen con paso firme hacia la eficiencia debido a diversos factores, como el coste de un mayor consumo, la disminución de las reservas de combustibles fósiles y el efecto de las actividades humanas en el cambio climático. Por todo ello, desde 2000, la UE ha asignado casi 5.000 millones a la cofinanciación de estas medidas en los Estados miembros, a través de los fondos de su política de cohesión. Es, por tanto, un hecho palpable, que dichas políticas conducen a una elevada creación de valor y rentabilidad en el ámbito de las actividades que giran en torno a la eficiencia energética. Un estudio de mercado de la European Alliance of Companies for Energy Efficiency in Buildings y el Institute for Building Efficiency, realizado entre instituciones financieras, agentes de la eficiencia energética y políticos, revela que el 65% de los encuestados afirman que las inversiones en eficiencia energética permiten un retorno de la inversión que llega a quintuplicar cada euro invertido.
Esta transformación es de índole global, ya que requiere la adaptación de usuarios, distribuidores y compañías de todos los sectores. Cambiar una máquina de aire acondicionado, incrementar el aislamiento de un edificio o instalar LEDs, son sólo algunas de las formas de conseguir reducir el consumo energético gracias a las mejoras que la tecnología actual pone a nuestra disposición.
Estos objetivos, además de mejorar los indicadores medioambientales, suponen una gran oportunidad de creación de riqueza y empleo que la propia UE estima en unos 400.000 trabajos nuevos, solo relacionados con la eficiencia energética. Se trata de un gran número de oportunidades, tanto en empresas de desarrollo de producto, ingenierías, software, como a través de las propias Empresas de Servicios Energéticos (ESE).
Las ESEs, o ESCOs por su acrónimo en inglés, recientemente se han introducido en España y son las responsables de desarrollar proyectos de eficiencia energética en los distintos tipos de clientes. Estas empresas ofrecen a industrias, hoteles, administraciones públicas, o incluso comunidades de vecinos, la oportunidad de reducir el consumo energético a través de inversiones de mejora en las instalaciones y la prestación de un servicio especializado en la gestión energética. Paralelamente, se ha ido desarrollando el mercado financiero relacionado con este tipo de proyectos, sin que la financiación bancaria tradicional haya estado demasiado presente. EEUU ha sido el mercado pionero en el desarrollo de compañías y fondos dedicados a invertir en eficiencia energética a través de distintas estrategias. El pasado año Hannon Armstrong, una de las pioneras del sector, protagonizó su estreno en el parqué neoyorquino, con un notable éxito desde su debut.
En Europa, el sector despierta un gran interés entre inversores institucionales de distintos países. El hecho de que los proyectos, además de tener un claro componente social y medioambiental, sean generadores de caja recurrentes y estables, supone un gran atractivo para inversores, como los Fondos de Pensiones, y los family offices más avanzados, con dificultad en encontrar productos con rendimientos predecibles y recurrentes.
Algunos Fondos como el European Energy Efficiency Fund (EEEF), Sustainable Capital LLP o SUSI Energy Efficiency han sido pioneros, habiendo conseguido la confianza de inversores para sus Fondos de entre 100 y 300 MM€.
En nuestro país, los profesionales estamos convencidos de que este tipo de fondos cuentan con un gran recorrido. Prueba de ello es el interés que han despertado en el ICO, que a través de su iniciativa FondICO Global, para el impulso de Fondos de Capital en España, ha seleccionado el SUMA Energy Efficiency Fund I, creado por nuestra gestora, SUMA CAPITAL, que ha unido su experiencia al equipo de Crosscheck y CENER, empresas que han venido trabajando en el ámbito de la eficiencia energética en los últimos años. Este Fondo, que finaliza este verano su comercialización, tendrá un tamaño final entre €30.000 y 40.000 millones.
El desarrollo de este tipo de Fondos, hoy apoyados principalmente por inversores institucionales, es sólo el primer paso para conseguir que la eficiencia energética constituya una oportunidad de inversión también para el mercado minorista, donde se puedan obtener retornos atractivos y estables, a la par que se apoyan proyectos con un gran impacto social y medioambiental.
Enrique Tombas es socio fundador y presidente de Suma Capital.