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Fomento ultima el plan estratégico que debe remitir a Bruselas

La rehabilitación sube un 5% mientras la obra nueva se hunde otro 30%

El Gobierno negocia con constructoras, eléctricas y bancos cómo sacar adelante nuevas ayudas Las reformas pesan hoy más en la actividad residencial que las promociones nuevas

Obras de rehabilitación de una fachada en un edificio de Madrid.
Obras de rehabilitación de una fachada en un edificio de Madrid.
Raquel Díaz Guijarro

Después de la locura constructora que atrapó a España desde finales de los años 90 hasta el estallido de la crisis en 2008, hoy las grúas se han convertido en una rara avis. De hecho, se ha pasado de iniciar un volumen de casi 600.000 casas al año de promedio durante el periodo de máxima explosión del sector, a apenas contabilizar 30.000 visados en 2013.

Es decir, que en estos momentos se edifica apenas un 4% de todo lo que se construía en el año 2006, cuando se alcanzó el máximo de la serie histórica. En enero y febrero pasados solo se contabilizaron 5.309 permisos, un 29,8% menos que en idéntico periodo del año pasado.

Como las obras de numerosas viviendas ya se iniciaron cuando la situación económica entró en una clara senda de desaceleración, el resultado final fue la creación de un stock que llegó a superar las 700.000 viviendas nuevas y hoy todavía se sitúa en más de 550.000.

La mala coyuntura económica y el cierre del grifo de la financiación condenaron a la venta de viviendas a transcurrir por una travesía del desierto de la que hoy solo comienzan a salir el segmento de las segundas residencias, sobre todo por la pujanza de los extranjeros, y las viviendas con precios más competitivos de las zonas prime de las grandes ciudades, por el tirón de quienes apuestan por comprar para alquilar (suponen ya uno de cada cinco nuevos propietarios de casas, según fuentes del mercado).

Negocio más constante

Para quienes ni siquiera con la rebaja de precios que acumulan los pisos (de casi el 40%) es posible aún adquirir una vivienda, queda el recurso a la reforma o rehabilitación de la que ya tienen.

Las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Fomento así lo revelan. Mientras la obra nueva continúa pulverizando mínimos de actividad, los visados de obras para reformar o restaurar sumaron hasta febrero un total de 3.424 certificaciones, lo que representa un 5,06% más que en el mismo periodo de 2013.

Una análisis de las series históricas de producción de vivienda nueva y visados para obras de reforma demuestra cómo la rehabilitación es una actividad que se mantiene mucho más constante en el tiempo y es, de esa manera, anticíclica; ya que no está tan influida por la situación macroeconómica y las condiciones de financiación (el coste de las obras es bastante inferior al de adquisición de una casa).

Por ello, como se trata de un nicho de negocio también muy intensivo en mano de obra y el objetivo número uno es crear empleo, el Gobierno se ha puesto como objetivo elaborar un plan estratégico que deberá remitir a Bruselas en las próximas semanas.

Desde hace meses negocia con las constructoras, las eléctricas y la banca nuevas fórmulas de financiación, en forma de créditos blandos y la participación del BEI y el ICO, capaces de movilizar proyectos para renovar cientos de miles de viviendas cada año. Solo así, también con la construcción, entiende el sector y el Ejecutivo que España podrá salir de la crisis.

Pagar el cambio de ventanas en el recibo de la luz

Descartado el filón de la vivienda y la obra civil como motores económicos todavía unos cuantos años más, la actividad vinculada al ladrillo mira con esperanza al negocio de la rehabilitación.

Mientras que en España solo la crisis ha conseguido que las reformas y ampliaciones de edificios y viviendas pesen ya más en el conjunto de la actividad residencial que las promociones nuevas, en Europa es habitual que la rehabilitación sea un negocio mucho más floreciente que la obra nueva. La clave es la financiación. Acuciados por la necesidad de sanear sus balances de todo el riesgo inmobiliario, los bancos decretaron durante la crisis un cerrojazo al crédito sin precedentes, del que trata ahora de zafarse la economía española.

Hasta tal punto ha sido difícil estos últimos años lograr un crédito para cualquier actividad relacionada con el ladrillo, que muchos proyectos particulares y empresariales para la renovación o reforma de casas y edificios completos se han truncado por falta de financiación. Sin embargo, en países como Reino Unido, las familias pueden optar a mejorar el aislamiento térmico de sus viviendas cambiando las ventanas y pagar la obra mes a mes a través de un canon en el recibo de la luz.

De éstas y otras fórmulas imaginativas están negociando el Ministerio de Fomento y las empresas afectadas (fundamentalmente eléctricas y constructoras) con la banca para tratar de establecer préstamos a más largo plazo (similares a los hipotecarios) y con tipos de interés asumibles (y no como los que se aplican ahora propios de los préstamos al consumo). Las empresas defienden que con pocos recursos públicos e incentivos fiscales se podrían crear miles de empleos. La banca, por su parte, reclama mejores garantías.

Sobre la firma

Raquel Díaz Guijarro
Es jefa de Empresas en Cinco Días. Especializada en economía (inmobiliario e infraestructuras). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Cinco Días. Previamente trabajó en Antena 3 Radio, El Boletín, El Economista y fue directora de Comunicación de Adif de 2018 a 2022. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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