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Una luz y algunas sombras en el PIB

Ahora bien, si el número grande es positivo, la letra pequeña lo es menos. En primer lugar, porque el crecimiento nominal de la economía es nulo; el PIB crece porque el deflactor, o ajuste mediante el que se elimina el efecto de los precios, es negativo, un 0,4% (tres décimas más que el IPC, que está en el -0,1%). En otras palabras, España los bienes y servicios producidos en España valen lo mismo que hace un año, pero como estimamos que los precios han bajado, concluimos que la producción ha crecido. Aunque la evolución del PIB real sea la medida más fiable para ver cómo se comporta la economía, a la hora de pagar las deudas lo que cuenta es el PIB nominal, es decir, el dinero que genera la economía. Y, en estos términos, tenemos el salario congelado.

La composición del crecimiento también invita a guardar el champán. Si tomamos datos intertrimestrales, el consumo privado y la inversión han empeorado, pero la demanda interna ha mejorado. Y el crecimiento trimestral del PIB tampoco se apoya en el sector exterior, que reduce su contribución

Entonces, ¿de dónde viene el crecimiento? La demanda interna es el único apartado que mejora; de hecho pasa de caer el 0,3% a subir en esta proporción. El único componente que queda por concretar es el gasto público. El propio Banco de España lo aclara, pero en un gráfico, sin las cifras.

Cada barrita representa la aportación trimestral al PIB: efectivamente, cada una de las tres barras antes citadas (consumo privado, sector exterior e inversión) pincha en relación al trimestre anterior, pero el dato general gana porque la barrita verde, el consumo público, pasa de restar mucho crecimiento a finales de 2013 a generar un poquito ahora 2014. Hubiese sido de agradecer, para evitar hablar de barritas de colores, que el Banco de España concretase estas cifras. Las barritas verdes sugieren, en todo caso, un desplazamiento de gasto de la administración de un trimestre a otro.

Este desplazamiento que concuerda con el descenso del gasto a finales de 2013, que el INE cifra en un 3,5% sobre el año anterior a pesar de que en 2012 no se pagó la extra a los funcionarios y en 2013 sí. Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas, ya comentó la bajada del consumo público en la parte final de 2013. 

Más allá de si se movió gasto o no, el panorama del PIB es más frío después en una segunda lectura; queda hasta finales de mayo para conocer los datos de la contabilidad nacional. En cualquier caso, no es cuestión de rasgarse las vestiduras. Quizá la EPA del primer trimestre dé cuenta de un ascenso de la ocupación, y sería la primera vez desde 2008.

Por otra parte, si la foto del PIB en el trimestre adquiere tonos más grises en esta segunda lectura, tampoco debería sorprendernos demasiado. Si acaso, reconcilia las cifras con una economía real planchada en los indicios de haber tocado fondo no compensan los daños provocados por la persistencia de la crisis. La economía está planchada. De hecho, el crecimiento nominal fue del 0% en el cuarto trimestre de 2013 y del 0,1% en el primero de 2014.

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