_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El riesgo de enviar el consumo al congelador

El Gobierno de Mariano Rajoy continúa el proceso establecido para llegar a la reforma fiscal, una de las claves de su acción dentro del Ejecutivo y en la que se ha comprometido firmemente. El primer paso de la misma, la publicación del informe Lagares, no augura precisamente un marco fiscal de impulso al consumo cuando preconiza una subida de impuestos indirectos –IVA e impuestos sobre las bebidas con contenido alcohólico– a alimentos y bebidas, que traerá consigo un importante impacto en el consumo y devolviendo cualquier atisbo de recuperación al congelador de los años más duros de la crisis.

Somos conscientes de que la economía española necesita una profunda reforma de su sistema fiscal, pero no hay margen para subir los impuestos indirectos a día de hoy. Los últimos ajustes fiscales recayeron en los más débiles y en la clase media, que acusó una caída generalizada de ingresos, tanto por la subida del IVA y del impuesto de la renta como por las rebajas salariales. De hecho cabe recordar que el impacto de las medidas introducidas en 2012 provocó una reducción media del consumo cercana al 7% durante los seis meses siguientes a la aplicación de la medida. Es absolutamente imposible asumir de nuevo otro golpe así, cuyo impacto podría ser mayúsculo, afectando al 65% de los productos de la cesta de la compra.

Las nueve organizaciones del sector del consumo (Aecoc, Anged, ACES, Asedad, CEC, FEHR, Fehrcarem, Cooperativas agroalimentarias y FIAB) ya hemos manifestado los riesgos de una reclasificación del IVA, cuyos efectos pueden ser devastadores: una caída de la producción de 16.032 millones de euros; una destrucción de 155.295 puestos de trabajo; una disminución de ingresos públicos de menos 2.183 millones de euros, y un aumento de las prestaciones por desempleo de 556 millones de euros.

Asimismo, la patronal de la alimentación y bebidas ha aplaudido la postura hecha pública por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que además de insistir en que estas medidas solo producirían una caída mayor de la demanda interna y comprometerían la recuperación, reclamaban un marco fiscal más eficiente, justo y equitativo que alivie la carga fiscal de los hogares y empresas para acelerar la recuperación del consumo, la inversión y la creación de empleo. Estamos ante una oportunidad para construir un sistema fiscal estable, seguro y atractivo para la inversión empresarial. Un modelo que ensanche las bases fiscales y ataje el fraude para incrementar los ingresos de la Administración sin necesidad de penalizar el consumo. Una reforma que analice la calidad del gasto público y ponga orden en la maraña de tributos, deducciones y tasas estatales, autonómicas y locales. Y, por supuesto, un marco tributario que estimule el empleo, rebajando los costes y cotizaciones que pagan las empresas. En lo que no queremos que se convierta esta nueva reforma es en una nueva barrera que lastre el crecimiento que tanto nos está costando recuperar.

No debemos olvidar que España es un país productor y en este sentido, la industria de la alimentación y bebidas constituye un pilar clave para el turismo, la hostelería y también para la recuperación económica, cuyo éxito depende en gran parte de nuestra capacidad para revitalizar el consumo. En este sentido, seguimos a la cabeza del sector industrial de nuestro país, y ocupamos el cuarto puesto de Europa y el octavo a nivel mundial, al tiempo que hemos asumido un papel fundamental para el conjunto de la cadena agroalimentaria y nuestra actividad aporta el 2,4% del PIB nacional.

Tenemos por tanto en nuestra mano liderar la recuperación económica de nuestro país, más ahora que contamos con el proyecto más ambicioso en el que nos hemos embarcado, el Marco Estratégico para la Industria de la Alimentación y Bebidas, que cuenta con el apoyo del Gobierno y que pretende contribuir a la mejora del conjunto de la economía y del país. Es un momento en el que estamos sentando las bases para alcanzar de nuevo los estándares perdidos, y es por ello que no podemos permitir un nuevo revés fiscal que eche por tierra el trabajo que tanto nos ha costado poner en marcha.

Confiamos en la sensibilidad de nuestro Gobierno, y estamos convencidos de que sus propuestas legislativas descartarán el incremento de la fiscalidad indirecta, apostando decididamente por la recuperación económica y del consumo para impulsar ese círculo virtuoso del crecimiento.

Horacio González Alemán es Director General de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB)

Archivado En

_
_