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Balance financiero de los hogares

La riqueza familiar regresa a los niveles previos a la crisis

Consumidores en una céntrica calle de Madrid.
Consumidores en una céntrica calle de Madrid.Efe

La deuda pública y la privada han seguido caminos opuestos desde que la crisis estalló hace seis años. En el caso de las administraciones, el superávit público registrado en 2006 y 2007 fue la excusa perfecta para la espiral de endeudamiento vivida en los últimos años del Gobierno de Zapatero y en los primeros de Rajoy. En 2007, el pasivo del Estado, Seguridad Social, autonomías y ayuntamientos se elevaba al 37% del PIB. Seis años después, esa cifra se ha triplicado hasta los 987.000 millones de euros, lo que supone un 95,6% del PIB. En la etapa socialista, las medidas de estimulo, como los sucesivos planes E o las ayudas por maternidad, así como el crecimiento imparable de la factura por desempleo fueron los principales responsables de ese desajuste. En los dos años y medio de Rajoy, la principal carga han sido los intereses de la deuda, cuya mejor ilustración se produjo en el verano de 2012, cuando la prima de riesgo escaló a máximos históricos (642 puntos de diferencia respecto al bono alemán a 10 años) y el riesgo de rescate financiero fue inminente.

Fin de la burbuja inmobiliaria

Frente a esa espiral de endeudamiento, familias y empresas han optado por un camino opuesto. Y los hogares son los que mejor ejemplifican la montaña rusa de la crisis. En 2007, cuando los primeros expertos ya advertían del riesgo de una crisis inmobiliaria, a la que luego se le uniría la financiera provocada por la caída de Lehman Brothers, las familias continuaron con su patrón de fuerte endeudamiento de los anteriores ejercicios, muy ligado al boom inmobiliario. Ese año, el pasivo sumó otros 93.000 millones de euros, de los que una gran mayoría estaban catalogados como préstamos a largo plazo, tradicionalmente créditos hipotecarios para la adquisición de la vivienda. En paralelo, el buen momento de la Bolsa llevó a los hogares a depositar sus ahorros en acciones y otras participaciones hasta alcanzar los 818.000 millones, casi la mitad de todos los activos, según la estadística del Banco de España publicada ayer.

Toda esa estructura saltó por los aires un año después. En 2008, el dinero depositado en acciones cayó en 264.902 millones y el pasivo de las familias ascendió a 965.000 millones. La riqueza, medida como la diferencia entre activos y pasivos, se situó en 740.365 millones, el nivel más bajo desde el año 2000. Desde esa fecha, la riqueza no ha dejado de crecer, aunque sostenida sobre dos pilares bien distintos al pasado reciente: el desendeudamiento de las familias y su mayor disposición al ahorro.

La inversión en depósitos ha crecido en 153.000 millones desde 2007

De los 871.000 millones de euros que debían las familias en préstamos a largo plazo en 2008 se ha pasado a los 760.000 millones en 2013, lo que supone una reducción de 111.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, del 13,2% en términos relativos. Un ajuste que prácticamente se realizó en 2012 y 2013, puesto que durante esos dos ejercicios la reducción de los préstamos fue de 84.000 millones (un 75% del total). Los expertos apuntan a que esta aceleración ha estado muy vinculada al fuerte deterioro económico, al repunte del paro y a la venta masiva de viviendas para cuadrar las maltrechas cuentas.

A la política de reducción de deudas se sumó una estrategia más conservadora con los activos. Desde 2007, las gráficas dibujadas por la bolsa han sido una verdadera montaña rusa con subidas y bajadas pronunciadas. El IBEX 35 marcó un máximo histórico el 9 de noviembre de ese ejercicio, con 16.040 puntos, más del doble de la cotización registrada el 24 de junio de 2013 (7.508 puntos). Este índice se ha recuperado en lo que va de año y actualmente se dirige a los 11.000 puntos.

Auge de los depósitos

Unas oscilaciones que han llevado a las familias a optar por el ahorro tradicional, a través de depósitos y otros instrumentos mucho más conservadores y menos sometidos a la volatilidad. En 2007, los hogares atesoraban en esos productos casi 729.000 millones, un 37,8% de sus activos. Esa cifra ha crecido exponencialmente hasta situarse a finales de 2013 en 882.000 millones, un 46,6%. Por su parte, la participación en acciones supuso el 42,5% de la riqueza en 2007 (817.705 millones) y en el pasado ejercicio bajó hasta el 34%. No obstante, hay que distinguir entre el desplome vivido por las acciones en Bolsa en los primeros cinco años de la crisis y el fuerte repunte experimentado el pasado ejercicio, cuando la participación en acciones se incrementó en 165.000 millones. Ese repunte obedeció al incremento de confianza en España, basado en una recuperación de los principales indicadores económicos, con la salida oficial de la recesión tras nueve trimestres en negativo, así como por la mayor tranquilidad de los mercados y la considerable relajación de la prima de riesgo, estable desde hace varios meses en torno a los 160 puntos.

Tal y como apuntó a Efe Javier Urones, analista de XTB, la mayor propensión al ahorro, el descenso en los gastos y una escasa fluidez de crédito son los motivos a los que cabe achacar este aumento en el incremento de la riqueza de las familias españolas. “La actual crisis financiera que estamos atravesando ha impactado con fuerza en la mentalidad de los particulares, que disponen ahora de una propensión al ahorro mayor que en los años anteriores de ciclo económico expansivo”, explicó. En su opinión, todos estos factores se traducen en unos gastos inferiores y, por tanto, un descenso en las solicitudes de crédito al consumo, a lo que hay que añadir la “poca disposición” por parte de las entidades financieras a conceder financiación.

Una deuda global de casi cuatro billones

Administraciones, empresas y familias en España deben mucho dinero. En total, el endeudamiento se eleva al 386% del PIB, según los últimos datos hechos públicos por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Son casi cuatro billones de euros, lo que dividido entre la población de España (47,1 millones según el último padrón de población del INE), da un resultado final de 85.000 euros por cada residente. Pese a que parece muy elevado, la cifra es muy similar a la media de la zona euro (387% del PIB) y se sitúa relativamente cerca de países similares en tamaño y nivel de desarrollo, como Francia o Italia, pero muy lejos de Alemania, con un 247% del PIB.

Un caso muy diferente al del resto de socios europeos, sometidos a la estricta vigilancia de la Comisión Europea a través de draconianos planes de austeridad. Alemania registró en 2013 déficit cero por segundo año consecutivo y todo apunta a que este año también lo conseguirá.

Donde sí difiere España con el resto de socios europeos es en el reparto de ese pasivo. Los bancos copan la mayor parte de este endeudamiento, con un 109% del PIB, mientras que el resto está repartido más o menos de forma equitativa entre los cuatro grandes sectores: el Gobierno debe el 94% del PIB, las familias el 84% y las empresas el 99%.

Las cifras de la deuda pública de España, pese a lo abultadas que parecen, se quedan cortas frente a las de Italia, que son las más elevadas en la zona euro. Los últimos datos, hechos públicos la semana pasada, apuntan a que el endeudamiento llegó en febrero a los 2,107 billones de euros, lo que supone casi el 133% del PIB. Entre los países que comparten la moneda única, tan solo Grecia tiene un nivel de deuda pública mayor.

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