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Dato de paro: una mano fría y blanda

1.- Siete meses ya hacen tendencia. Desde agosto la afiliación sube en tasa desestacionalizada, mes tras mes. Quizá hasta finales del año pasado, y con el flojo dato de enero, podíamos decir que el mercado laboral se había estabilizado. Las cifras de febrero y marzo apuntan a una lenta recuperación.

2.- El dato del próximo abril confirmará la tendencia, al incluir la Semana Santa. A cierre de marzo la afiliación ha aumentado un 0,71% interanual, y en tres meses ha crecido en 95.000 personas en términos desestacionalizados. No obstante, la EPA partía de aumentos similares de la afiliación y terminó siendo un jarro de agua fría.

2.- Demasiado lenta. No es que sea insuficiente para absorber la descomunal bolsa de parados, es que de momento no da ni siquiera para compensar los parados que pierden su prestación. No son los mismos (los desempleados de larga duración suelen tener menos encaje en el mercado laboral que los recientes), pero en términos netos, por cada nuevo afiliado a la Seguridad Social en el último año, más de cuatro parados han dejado de recibir prestación.

3.- Ése es uno de los motivos por los que la supuesta recuperación no se nota en la calle: la crisis ha hecho mucho daño y durante mucho tiempo. La creación de empleo insuficiente para tirar del consumo o cambiar las expectativas. O, bajando al nivel de la calle, sí, algunas personas encuentran trabajo (concretamente, el 2% de los parados según EPA), pero es un efecto marginal sobre unas economías familiares muy deterioradas.

4.- Queda por ver cómo acaba el fortísimo crecimiento de los autónomos. No sé cuántos de estos negocios sobrevivirán. Y, por más que distintos gurús del emprendimiento insistan en los lamentables libros de aeropuerto, esa cantinela de que el fracaso es positivo porque se aprende, hay gente que no se puede permitir aprender a golpe de fracasos, porque no tiene red de seguridad. Convendría tener esto en cuenta.

5.- ¿Acelerará la creación de empleo? Yo lo dudo. Hoy también se ha conocido el dato de contabilidad nacional por sectores, que prolonga, aun mitigada, la tendencia previa: las empresas ahorran mucho pero no invierten (tienen que devolver deuda), las familias ahorran poco y consumen poco porque cada vez ganan menos y el Gobierno mantiene más o menos estable su necesidad de financiación. Las exportaciones tienen, mientras, un papel marginal.

6.- La forma de romper el bucle es un aumento de la inversión empresarial: las empresas son el único sector con capacidad de movilizar recursos. Volvemos, pues a la casilla de salida: las expectativas (de las que depende que una empresa invierta o contrate personal) y el crédito no son cosas que mejoren de un día para otro, ni una mejora de la inversión se trasladará rápidamente a la economía.

7.- Cabe esperar, por tanto, que en el mejor de los casos la recuperación del empleo sea lenta y de poca calidad, como la vista este mes. Hostelería, construcción y autónomos. Es una recuperación muy tibia, una mano fría y blanda a la que agarrarse. No es lo que hace falta, pero es menos que nada. 

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