Tres salieron a cenar.
Tres conocidos de la oficina salieron a cenar. Toda celebración de antiguos compañeros siempre acaba igual: risas, nostalgias, alegrías, bares y copas. Copa tras copa, la alegría aumenta y los recuerdos se hacen más entrañables. Ventajas del alcohol, convierte en amigos del alma a casi desconocidos, que apenas se saluda con un movimiento de cabeza en los pasillos de la oficina.
Tres amigos salieron a cenar. Y entre los efluvios del alcohol, la realidad se convirtió, para ellos, en algo cada vez más controlable. Podemos ser quienes queremos ser, hacer los que siempre hemos querido poder hacer, presentarnos ante los demás como nos gustaría que nos vieran. Todo estaba al alcance de la mano.
Tres borrachos salieron a cenar. Y después de la copas decidieron coger el coche. El más prudente de los tres avisó: podemos tener un accidente. Deberíamos coger un taxi. No es prudente conducir en nuestro estado.
- No seás agorero! Digo uno de ellos. Siempre igual con tus prudencias. Nosotros controlamos, somos conductores expertos. Eso solo le pasa a los bebedores novatos.
Dos inconscientes cogieron el coche. Tras varias imprudencias, perdieron el control del coche.
- Nos vamos a estrellar contra el árbol de delante de tu casa. Digo uno de ellos mientras veía a través del parabrisas como se acercaba el tronco al capó del coche.
Efectivamente, el coche se estrelló contra el árbol, a escasos metros de la casa de uno de ellos.
Un compañero de oficina visita a otros dos en el hospital.
- Viste lo atinado que estuve al prever que nos estrellaríamos contra el árbol! dijo orgullosamente uno de ellos.
- Si, estuviste genial! Replicó el otro.
- Yo os avisé que tendríais un accidente. Dijo el último de ellos.
Anticipar el resultado futuro de nuestras acciones es lo que realmente podemos considerar como prever. Conocer la realidad de lo que está pasando es vital, no dejarse llevar por espejismos es clave. Las circunstancias concretas son imposibles de prever.
Adivinar detalles concretos y las circunstancias exactas de lo que nos va a pasar no es posible. Adivinarlo muchas veces no es más que producto de la descripción, no de la previsión.