Las nuevas agencias de rating desafían a las tres grandes
El poder de las tres grandes agencias de calificación –Standard & Poor’s (S&P), Moody’s y Fitch– disminuye. Y no porque no se necesiten valoraciones del riesgo de activos o emisores, sino porque ahora tienen más competidores que ofrecen, en un creciente número de casos, mejores precios a compañías más pequeñas que no requieren de una marca conocida a nivel planetario. El declive del triunvirato arrancó tras la quiebra de Lehman Brothers, entidad a la que habían concedido notas de probada solvencia justo antes de su caída.
Moody’s, por ejemplo, subió un escalón el pasado viernes la calificación de la deuda española, lo que ha tenido un efecto positivo en el mercado de renta fija, aunque moderado.
Bruselas tomó cartas en el asunto y permite a los supervisores nacionales velar por el buen hacer de las agencias de calificación. Al mismo tiempo, ha promovido la competencia para rebajar el peso de las tres grandes. El último informe del supervisor estadounidense de los mercados (SEC, por sus siglas en inglés), correspondiente a 2013, revela que Moody’s, S&P y Fitch acaparan el 94,7% de los ingresos del sector.
Pero ahora pequeñas o medianas agencias, como la canadiense DBRS o la española Axesor, están en plena batalla por conseguir clientes. Las empresas han visto cómo la financiación bancaria se ha cerrado y han recurrido al mercado de capitales. La Autoridad Europea de Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) incluye 39 agencias de rating, y varias se abren paso en España, como la estadounidense AM Best, que asigna una A- a Catalana Occidente, cuatro escalones por debajo de la máxima nota, A++. Mientras, las tres grandes pierden clientes, como La Caixa, que canceló el contrato con Moody’s y con Standard & Poor’s –aunque CaixaBank sí cuenta con todas ellas– o Bankia, que el pasado noviembre anunció su ruptura con Moody’s.
El rating es un requisito casi obligatorio para disponer de acceso al mercado de capitales. El año pasado salieron por primera vez a vender deuda empresas como Ence, Gestamp, Ferrovial, NH Hoteles o Prosegur, entre otras. Incluso una gran desconocida como la constructora Copasa debutó en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), tras recibir una calificación de BB con perspectiva positiva –ligeramente por debajo del grado de inversión– por parte de Axesor.
“Nuestro objetivo no es tanto competir con las grandes agencias, sino abrir el mercado a nuevos clientes. Nosotros contamos además con la ventaja de que no imponemos una limitación de la calificación del emisor vinculada al rating del país”, afirma Adolfo Estévez, director de Axesor Rating. Desde la agencia señalan que muchos factores juegan en el precio, aunque explican que “el coste aproximado para una emisión de 20 millones de euros es de unos 20.000 euros”.
La mayoría de las agencias clásicas cuenta con un denominado techo soberano, que determina el máximo de calificación que una empresa con sede en un determinado país puede obtener. Por ejemplo, Standard & Poor’s establece el tope para la banca española en dos escalones por encima de la nota del país.
La canadiense DBRS está ganando cuota de mercado gracias a que es la que más calificación otorga al Reino de España, lo que tiene una repercusión directa en las notas que asigna a empresas o activos con denominación de origen español, como todos los activos que puede llevar la banca al BCE para conseguir liquidez. Así, DBRS asigna a España una calificación de A, aunque baja, superior al Baa2 de Moody’, al BBB de Fitch y al BBB- de Standard & Poor’s.
Scope calificará a la banca europea
Los bancos han sido el gran termómetro en el que medir la gravedad de la crisis de la zona euro y en el que testar ahora los síntomas de recuperación. Y su calificación financiera sigue siendo referencia para los inversores, una guía a la que próximamente se sumará la agencia alemana Scope. Con sede en Berlín, esta compañía prevé anunciar en marzo el rating que concede a los 20 mayores bancos europeos, entre ellos españoles, y lo hará con una perspectiva muy europea, con miras más allá del riesgo soberano de cada país, según explica Samuel Theodore, director para instituciones financieras de Scope. Así, la agencia busca lanzar sus rating bancarios en un momento en que el Banco Central Europeo está preparando el terreno para la unión bancaria, que echará a andar en noviembre, y que pretende precisamente que los bancos sean juzgados por los inversores por sus propios riesgos, más allá de la etiqueta del país al que pertenezcan. “El test de estrés va a ser un ejercicio muy efectivo, que va a dar seguridad al sistema financiero europeo”, defiende Theodore, que considera que la banca española está bien posicionada para encarar el examen, aunque serán necesarias nuevas provisiones. El ejecutivo reconoce también que “cada vez hay más competencia en la industria de las agencias de rating”, lo que ha llevado a Scope ha iniciar su expansión fuera de Alemania. Primero a Francia y desde el pasado abril, con una nueva oficina en Londres.