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La UE del revés

Rajoy llega a la cumbre del PPE con más bazas que nunca

Thinkstock

¿Carne o pescado, presidente? –Lo que vosotros prefiráis”. Quienes han compartido mantel con Mariano Rajoy aseguran que ese diálogo se repite a menudo cuando llega el momento de elegir el menú. Tan proverbial capacidad de adaptación suele desconcertar al resto de comensales. Pero tal vez se convierta en un quebradero de cabeza para el propio Rajoy cuando el próximo 7 de marzo se le presente en Dublín una variada y suculenta oferta de cargos europeos entre los que nadie más que él puede elegir.

Ese día, el Partido Popular Europeo (PPE) celebra en la capital irlandesa su congreso previo a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo. La guinda de la reunión, en la que se esperan más de 2.000 participantes, será la designación del candidato conservador a presidir la Comisión Europea. Pero en los pasillos del Centro de Convenciones de Dublín se conocerán también los acuerdos para una pedrea de cargos europeos a los que España podría aspirar.

El Gobierno no oculta que llega a la cita en condiciones de reclamar una cuota de poder perdida desde 2010, cuando la crisis de la deuda provocó la desconfianza de Bruselas, Fráncfort o Berlín hacia todo lo que oliera a Madrid. “Después de estos años de sufrimiento, ya era hora de que pudiéramos asomar un poco la cabeza”, se congratulan fuentes españolas.

Y esas fuentes observan con satisfacción nada disimulada que nombres como el de Luis de Guindos, ministro de Economía, suenan ya con naturalidad para ocupar lugares tan importantes como la futura presidencia del Eurogrupo (Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la zona euro). Ninguna fuente, sin embargo, se atreve a echar las campanas al vuelo. Y todas piden prudencia, a sabiendas de que las candidaturas prematuras a cualquier puesto suelen quemarse las primeras.

Aun así, todo indica que Rajoy llega a Dublín con buenas cartas y que, a poco que el juego le favorezca, podría llevarse una o más bazas. De momento, el presidente del Gobierno se ha reservado el nombre del cabeza de lista de su partido a las elecciones europeas hasta después de la cita en Irlanda.

El retraso permitirá a Rajoy adaptar su elección al menú que preparen los líderes conservadores, entre los que figuran Angela Merkel (Alemania), Donald Tusk (Polonia), Pedro Passos Coelho (Portugal) o Jyrki Katainen (Finlandia). Y la oferta puede ser jugosa porque los conservadores aspiran a cargos muy importantes, sobre todo si pierden la presidencia de la Comisión.

Los últimos sondeos apuntan a una estrecha victoria de los socialistas europeos el próximo 25 de mayo. De confirmarse ese resultado, el alemán Martin Schulz, que será proclamado candidato socialista el próximo sábado (1 de marzo) en Roma, podría sustituir al conservador portugués, José Manuel Barroso, que dirige la Comisión desde hace diez años.

En ese escenario, los populares podrían reivindicar cargos tan importantes como la vicepresidencia de Exteriores (ocupada ahora por la socialista Catherine Ashton) o la presidencia estable del Eurogrupo (cargo de nueva creación), entre otros. Y con la cuota de Berlín cubierta, Rajoy se encuentra en una posición ideal para intentar colocar a sus aspirantes en lo más alto.

A su favor jugará que, con toda probabilidad, los españoles (con 19 o 20 escaños, según los sondeos), serán el contingente más grande, por detrás del alemán (35 escaños), en el Grupo Popular del Parlamento europeo. Con el previsible desplome de los franceses (de 30 escaños a casi la mitad), solo los italianos parecen en condiciones de empatar o superar a los españoles.

Pero un italiano ya dirige el Banco Central Europeo. Y, de momento, el único aspirante italiano conocido (Franco Frattini) apunta más bien hacia la secretaría general de la OTAN, otro cargo que queda libre este año.

“Ganaremos las elecciones en España y seremos la segunda familia del Partido Popular Europeo”, apuestan en el PP español, un pronóstico que por ahora corroboran los sondeos. Las mismas fuentes sitúan a De Guindos como uno de los máximos aspirantes a cambiar Madrid por Bruselas. En concreto, para sustituir al socialista holandés, Jeroen Dijsselbloem, al frente de un Eurogrupo que, con toda probabilidad, verá reforzada su estructura y poder tras las elecciones europeas.

La baza de Guindos, sin embargo, complica la jugada de Rajoy, que se arriesga a que España pierda peso en el seno de la Comisión Europea si se conforma solo con un puesto que ni siquiera existe todavía. Socios recientes como Polonia, que en el Congreso de Dublín incluso cuentan ya con más votos que España (68 frente a 60), pelearán también por su cuota de poder. Y seguro que aprovechan cualquier titubeo de Rajoy ante el menú.

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