Buena voluntad de terminar el Canal
Ya hay otra vez operarios y movimiento de camiones en el lecho del Canal de Panamá. Las compañías encargadas de la obra de ampliación, encabezadas por la española Sacyr, han retomado desde ayer los trabajos, aunque sea con baja intensidad, como señal de buena voluntad y de que el proyecto estará entregado a finales de 2015, como señalan los contratos. Pretenden con ello convencer definitivamente al resto de las partes implicadas de la necesidad de lograr un acuerdo a varias bandas, y con multitud de condicionantes, para que al final todos los actores ganen. Para después quedará la resolución financiera de las diferencias sobre las desviaciones de costes, que fue por donde comenzó a enredarse y a quedar en suspenso el futuro de una obra en la que tienen intereses infinidad de empresas de infinidad de países de todo el mundo por los ahorros que supone en el transporte el uso del atajo oceánico del itsmo panameño.
Tras estar encaminado el acuerdo para culminar la obra, el Gobierno español, las aseguradoras, la banca, la autoridad del Canal y las constructoras deben hacer el trabajo que le toca a cada cual para dar seguridad a todos los terceros, y para restablecer la reputación dañada, que fue uno de los activos que en su día inclinó la balanza en la adjudicación del proyecto.