El necesario renacimiento del dividendo
La sal de la Bolsa es el dividendo. Así ha sido siempre y todo indica que así seguirá siendo. Independientemente de las nuevas modalidades de remuneración, como el scrip, cuando el inversor toma la decisión de convertirse en accionista lo hace pensando en la remuneración, y en que esta sea lo mejor posible. La crisis, sin embargo, ha recortado muchos dividendos, cuando no los ha puesto en cuarentena o directamente los ha difuminado. De hecho, la retribución al accionista continuó a la baja en 2013: las empresas cotizadas españolas repartieron el año pasado 22.000 millones, frente a los 26.800 millones del ejercicio anterior. Son cifras muy alejadas de los 33.100 millones que llegaron a repartir en 2009, cuando la ya iniciada crisis no había golpeado aún las cuentas de las empresas con la contundencia que luego demostró.
Y esos recortes no respetaron sectores. Acciona, ACS, Banco Popular, IAG, Gamesa, Mediaset, incluso Telefónica, se han visto obligadas a suprimir el dividendo, al menos en algún momento, en los últimos años para proteger su caja. En el caso de la nacionalizada Bankia, no podrá retribuir a sus socios hasta 2015. Y todo el resto de la banca, salvo Sabadell y Bankinter, han optado por la fórmula del scrip, que supone capitalizar la mayor parte del dinero destinado a retribuir al accionista. Desde que Santander comenzó con este método para premiar a los accionistas, este banco, además de BBVA, CaixaBank y también Popular han ahorrado unos 19.000 millones de euros.
Pero la buena noticia está por llegar. Será cuando se revierta la tendencia, las remuneraciones retomen la senda alcista, los pay outs vuelvan a ser generosos con el accionista y la rentabilidad de sus inversiones se vuelva a iluminar. Y todo indica que, tras ejercicios de caídas, este puede ser el año en que eso vuelva a ocurrir. Este 2014, y según el consenso recogido por Factset, 25 empresas del Ibex –siete de cada diez– tienen previsto subir su dividendo con cargo a los resultados del ejercicio. Las perspectivas de los expertos son optimistas con el futuro próximo de las remuneraciones. Así, la rentabilidad por dividendo superará en muchos casos la del bono español a 10 años (el 3,6% en estos momentos). Una mejora que, sin embargo, está más apoyada en la importante caída de la rentabilidad de la deuda soberana que en la recuperación de las empresas, y que les exige a estas un sobreesfuerzo que se puede apoyar en la mejora de los márgenes por los ajustes efectuados en la crisis.
Con ser fundamental, la mejora en las remuneraciones se reviste de especial transcendencia hoy por una razón nueva: el renacimiento de las OPV. La cola de empresas que quieren acceder al parqué en busca de financiación aumenta día a día por primera vez en muchos años y en un esperanzador renacer. Con interesantes rentabilidades conseguirán que sus colocaciones en el mercado sean exitosas