Condesa negocia alianzas industriales en Rusia y en Brasil
Conducciones y Derivados (Condesa), principal productor de tubos soldados de Europa, busca alianzas industriales en Rusia y Brasil para crecer fuera del mercado de la UE de los 27 miembros. La estrategia del grupo con sede en Vitoria pasa por su implantación fabril en los países citados, con socios locales y en el ámbito del sector de componentes de automoción.
La planta de Condesa en Zalain (Navarra) opera en ese ámbito y trabaja “a tope de su capacidad, a tres turnos”, señala Luis María Uribarren, consejero delegado de Condesa. El plan es “exportar el modelo de éxito” de Zalain a los países citados, remarca Uribarren.
Cuota del 9% en la UE
Condesa tiene relaciones desde hace años con el mundo empresarial ruso, que les exporta materias primas a través del Mar Negro. El país que preside Vladimir Putin, que es el más grande del mundo, ofrece en estos momentos un dinamismo empresarial y unos recursos financieros que Condesa no encuentra en el ámbito comunitario.
A juicio de Uribarren, la UE es un mercado maduro en tubo soldado, donde Condesa posee una cuota del 9%. En base a esto, el grupo alavés recurrirá a sus contactos profesionales en Rusia para intentar cerrar un proyecto industrial a medio plazo. El consejero delegado del grupo de Vitoria viajará este mismo mes a Rusia.
Sobre Brasil, su política proteccionista aconseja implantarse en el país, porque las exportaciones no resultan rentables. Condesa se instalará en el país carioca “si surge la oportunidad” y siempre con un socio local.
En tal caso, tendría garantizado el suministro de materia prima, en concreto de acero, a través de ArcelorMittal, con el que mantiene una estrecha relación. De hecho, la multinacional siderúrgica fue accionista de la corporación alavesa durante una época.
El grupo vasco salió del accionariado de Tubacex, fabricante de tubos sin soldadura, la semana pasada. Vendió su participación al empresario guipuzcoano José María Aristrain (que adquirió el 11% por 39,2 millones) y el 6,69% restante al fondo irlandés de capital riesgo Amber.
Por esta desinversión obtuvo 64,13 millones de euros, según la información remitida por Tubacex a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Tras la operación, Condesa destinó esos recursos a reducir un 30% su pasivo consolidado, ahora situado en 230 millones, y en eliminar de su balance los pagos de intereses por la compra de los títulos de Tubacex.
Como la venta de las acciones contabilizó minusvalías, la corporación de Vitoria firmó un préstamo participativo con un pool de entidades como cobertura de la desinversión. Una solución que el consejero delegado del grupo vasco define como “cómoda (ha quedado contabilizada como fondos propios en el balance consolidado) y transitoria”.
Condesa, que ha permanecido una década en el capital de Tubacex, tomó la decisión de salir cuando la acción rondara el nivel de los 3 euros (la semana pasada su cotización cerró a 2,9 euros). Su permanencia solo hubiera sido posible con un proyecto industrial conjunto entre ambas empresas, algo que no ha ocurrido.
Tanto Uribarren como Juan José Iribecampos, presidente no ejecutivo de Condesa, dejarán sus puestos en el consejo de Tubacex.
Ajuste de plantilla por la caída del mercado
Para este año, que Condesa ya ha comenzado en beneficios, el grupo prevé facturar 600 millones de euros. Según sus cálculos, durante 2014 crecerá entre un 10% y un 11% en el volumen de ventas por toneladas (el mes pasado, el incremento por este concepto fue del 23%).
Atrás parece que ha quedado el duro castigo de la crisis económica a la industria, que desde 2007 recortó el mercado de tubos soldados en Europa entre un 25% y un 30%, superando los augurios más pesimistas, que cifraban la caída en el 20%, en el peor de los casos. La demanda en el mercado de la Unión Europea ha quedado situada en los ocho millones de toneladas. La corporación de Vitoria mantiene la citada cuota del 9%.
En los últimos años, Condesa ha recortado su estructura para hacer frente a ese escenario. Con 1.700 trabajadores repartidos en sus 10 fábricas en Europa (cuatro de ellas en Alemania, Francia, Italia y Bélgica), reducirá su plantilla durante 2014 a 1.500 empleados (llegó a contar con 2.300 antes de la crisis).
Las ventas del grupo han quedado situadas en el nivel de las 700.000 toneladas (antes superaba el millón de toneladas).
“Hemos hecho los deberes. Con menos deuda y estructura, y con previsiones de más negocio, estamos en condiciones de aprovechar el impulso del mercado en 2015, porque este ejercicio será de transición”, concluye Luis María Uribarren, que a medio plazo estima unas ventas consolidadas de 750 millones (un 20% por encima del volumen previsto para el ejercicio en curso).
Para 2015, el sector de tubos soldados confía en una recuperación de la obra pública en España, donde se han vivido importantes recortes presupuestarios, sobre todo en el mantenimiento de carreteras.