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La prepotencia de Karlsruhe ha tocado techo

El Tribunal Constitucional de Alemania se ha rendido por fin a la evidencia y hoy ha admitido que no tiene competencias sobre asuntos supranacionales como la actividad del Banco Central Europeo para salvar el euro.

Los robotizados jueces de Karlsruhe han encajado mal la lección de humildad. Y en un gesto de arrogancia, el Constitucional alemán no se ha privado de hacer su particular y desfavorable valoración, otra más, sobre las medidas adoptadas por la zona euro para evitar su desintegración.

Por suerte, la prepotencia de las togas encarnadas ha tocado techo y ya no asusta ni siquiera a los otrora histéricos mercados. Y los propios magistrados alemanes reconocen que, les guste o no, no pueden dinamitar la OMT ideada por Mario Draghi, ese programa de compra de deuda cuyo mero anuncio en el verano de 2012 despejó las dudas sobre la supervivencia del euro.

La lección de humildad les ha obligado a trasladar un expediente, por primera vez en la historia, al Tribunal de Justicia europeo, con sede en Luxemburgo. Se trata de una práctica muy habitual ente en otros tribunales, incluidos los alemanes de otro rango.

Pero el de Karlsruhe nunca se había "rebajado" a ese extremo. Y parece haberle sentado tan mal que, en lugar de dirigir preguntas a los jueces de Luxemburgo, como hacen el resto de tribunales (por eso, esa práctica se denomina "consulta prejudicial"), ha preferido enviarles respuestas, subrayando lo "ilegalísima" que es la OMT.

Pero ahí termina su pataleta. Ahora tendrá que esperar pacientemente, meses y meses, a que los magistrados de Luxemburgo decidan si el programa de compra de Draghi, que nunca ha llegado a utilizarse, violaba o no las normas europeas.

Lo de menos tal vez sea el resultado de esa consulta, pues incluso si la OMT fuera incompatible con las normas de la UE se podría corregir y adaptarla. Mientras tanto, mal que le pese Karlsruhe, la OMT seguirá surtiendo efecto.

Primero, porque su principal beneficio estriba en su mera existencia. Y segundo, porque nadie ha pedido su suspensión cautelar, de modo que, llegado el caso, el BCE podría activarla si un país lo solicita. Una decisión que seguro provocaría otro recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal alemán, que tendría que reconocer su incompetencia para resolverlo.

Vídeo: The Robots, por Kraftwerk.

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