Tras probar Turbo, pocos coches te parecerán rápidos
Porsche fue una compañía pionera en el uso de la sobrealimentación de motores mediante turbocompresores, y no es extraño por tanto que sus modelos estén al máximo nivel de rendimiento y prestaciones. En todas las generaciones del 911 ha habido una versión Turbo, de modo que su desarrollo ha ido parejo al del resto del coche. De unos primeros 911 Turbo de cuya respuesta al acelerador era lenta y brusca, se ha pasado a unos modelos con tracción a las cuatro ruedas que andan como misiles, pero que además se pueden usar con comodidad para trayectos urbanos o viajes. La polivalencia es la principal baza del 911 Turbo frente a otros superdeportivos, aunque las prestaciones son su verdadera razón de ser. Cualquiera que haya probado uno de estos coches habrá quedado asombrado por su aceleración y su capacidad para transmitir tanta potencia al suelo. La nueva generación (basada en el 911 tipo 991) lleva poco tiempo a la venta y concentra numerosas innovaciones que lo hacen aún más deseable.
Los entendidos lo reconocerán rápidamente por sus pasos de rueda traseros, 28 mm. más anchos que los de un Carrera 4. Su mecánica seis cilindros boxer de 3.8 litros es una evolución del 3.8 que estrenó (totalmente nuevo y derivado del que llevaba el Carrera S) el 997 Turbo en 2009. Fue entonces también cuando llegó el cambio automático PDK de siete marchas al 911 Turbo. Como es fácil imaginar las prestaciones son estratosféricas. Hay dos versiones de este deportivo, el Turbo “a secas" con 520 CV y el Turbo S, con 560 CV. El primero pasa de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y, el segundo, en 3,1 segundos.
Desde el punto de vista dinámico hay que destacar en la nueva gama Turbo el eje trasero activo. En función de la velocidad el eje trasero gira en el mismo sentido o sentido contrario a las ruedas delanteras para mejorar la agilidad y la estabilidad. El ángulo de dirección varía aproximadamente 1,5 grados, y el efecto es el de un acortamiento virtual de la distancia entre ejes, ganando mucha agilidad. Este modelo es rapidísimo y realmente es muy fácil superar por mucho las velocidades legales casi sin darse cuenta. Pero hay que destacar que, a diferencia de otros 911 más antiguos, su conducción no implica dificultad alguna más allá de lo rápido que sucede todo a partir de ciertas velocidades. De hecho, con el sistema de barras estabilizadoras activas, ni siquiera se nota que el motor va colocado sobre el eje trasero. El Porsche de calle más cercano a lo que sería un coche de carreras no es el Turbo, sino el GT3.
De cara a la primavera también conviene tener en cuenta que el pasado mes de noviembre se presentó en Los Ángeles la versión descapotable del 911 Turbo y Turbo S. Una ventaja respecto a la generación anterior es la nueva capota (de lona, como debe ser), que cuenta con una ligerísima estructura de magnesio. Esto permite que la línea del techo sea igual que la del cupé, sin las clásicas marcas u ondulaciones que suelen presentar las capotas de lona. Como en el modelo anterior, se abre y se cierra en solo 13 segundos y se puede accionar en marcha, hasta un máximo de 50 km/h.
El primer eléctrico de Porsche
En 1898, cincuenta años antes de que Porsche naciera (1948), la tecnología Porsche ya rodaba por Viena. Ferdinand Porsche (1875- 1951) estaba muy interesado en las aplicaciones de la electricidad y diseñó para Lohner, fabricante de carruajes, el P1. Llevaba un motor eléctrico de 3 CV, una batería de 500 kilos y la autonomía era de 80 km. Ha sido localizado y se expone en el Porsche Museum.
Cuarenta años de tecnología turbo
Ahora que los fabricantes están adoptando motores de gasolina de baja cilindrada turboalimentados es justo reconocer a Porsche, que aplica esta tecnología desde 1974. Entonces se presentó el Turbo 3.0 con 260 CV, que alcanzaba 260 km/h y era el coche más rápido de Alemania. La idea era hacer 1.000 unidades, pero tuvo tanto éxito que hasta 1989 se produjeron 21.000 coches. Desde entonces todas las generaciones del 911 han tenido la versión Turbo. La mayor revolución se produjo en 1995, con la gama 993 y la incorporación de la tracción total, que transformó el comportamiento de un coche que hasta entonces era considerado brusco y difícil de conducir.
Un interior propio de un GT
Con Porsche es conocida por sus prestaciones o sus victorias en competición, pero también por su calidad general y la de sus interiores. El habitáculo del 911 Turbo es propio de un Gran Turismo, y destaca por el perfecto ajuste de sus componentes y por la calidad de los materiales, con un diseño moderno pero que conserva en cierto modo el estilo clásico de la marca. No hay que olvidar además que este coche dispone de pequeñas plazas traseras, que si bien son muy limitadas para adultos, pueden servir para algún trayecto rápido o para llevar a niños. El equipamiento es tan completo como cabe esperar en un coche con este precio, si bien el Turbo S, además de ser más potente, lleva sistemas que son opcionales en el Turbo. Ejemplo de ellos son los magníficos los asientos adaptativos Sport Seat Plus con 18 tipos de reglaje y memoria, acabados en carbono o el potente equipo de sonido Bose.