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Rehn, Draghi y Dijsselbloem, en el Foro de Davos

La Comisión Europea dice que Francia e Italia deben imitar las reformas de España

Draghi insiste en que no hay deflación en la zona euro El presidente del Eurogrupo asegura que habrá "malas noticias" de los test de estrés

Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas de Holanda, durante su intervención en el Foro Económico de Davos. EFE/EPA/LAURENT GILLIERON
Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas de Holanda, durante su intervención en el Foro Económico de Davos. EFE/EPA/LAURENT GILLIERONEFE
CINCO DÍAS

El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha dicho hoy en el Foro Económico de Davos que Francia e Italia deben imitar las reformas emprendidas en España, que han permitido al país superar una gravísima crisis económica y financiera.

Durante su intervención en un coloquio en el que también han participado el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schaüble, y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, Rehn ha recordado que España y Portugal han acometido reformas de sus respectivos mercados laborales que les han permitido ganar competitividad.

Aunque ha admitido que Francia ya tiene planes inminentes de reformas, e Italia parece estar más cerca de cierta estabilidad, los casos de España y Portugal muestran cuál es el camino.

Rehn ha alabado las reformas españolas apenas un día después de expirar con éxito el programa de asistencia financiera para sanear la banca en España.

Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, insistió en Davos que actualmente no existe deflación en la zona del euro y que la entidad está preparada para usar todos los instrumentos que permite el Tratado de Maastricht.

En un debate en el Foro Económico Mundial, Draghi dijo que uno de esos instrumentos es la expansión monetaria, mediante la compra de activos.

Draghi también señaló que los tipos de interés rectores en la zona del euro permanecerán en el nivel actual o más bajo durante un periodo de tiempo prolongado.

El precio del dinero en la zona del euro se sitúa en el mínimo histórico del 0,25 %, por lo que el BCE tiene aquí poco margen de maniobra.

El BCE también puede ofrecer a los bancos préstamos a largo plazo, como ya hizo a finales de 2011 y en febrero de 2012, con la condición de que presten a las empresas y los hogares.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, afirmó que en caso de que un impacto en las economías que tienen una inflación baja, como la zona del euro, podría llevarlas a la recesión.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, aseguró que no se va a producir un incremento inmediato de los tipos de interés y que cuando ese momento llegue se producirá de forma gradual.

El desempleo en el Reino Unido descendió entre septiembre y noviembre de 2013 hasta el 7,1 % de la población activa.

El Banco de Inglaterra había fijado un porcentaje del 7 % para plantearse aumentar los tipos de interés, situados actualmente en el mínimo histórico del 0,5 %.

Y respecto a la situación actual y futura de los bancos, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha comentado que prevé alguna “mala noticia” de los test de estrés a los que se someterán 130 entidades financieras europeas en noviembre, lo que demostrará la fiabilidad del examen.

Durante su intervención en Davos, Dijsselbloem ha asegurado que los resultados de los test permitirán ver con claridad la calidad de los activos de los bancos y el deterioro real que han sufrido.

El Banco Central europeo (BCE), indicó, tiene que ser completamente transparente, pues no se puede someter al sector a esta prueba sólo para cumplir el expediente: si el BCE se muestra firme y transparente, se podrá ver con claridad la calidad de los activos y el nivel de riesgos.

Tanto Dijsselbloem como el resto de participantes en el coloquio han reconocido que el sector financiero europeo está ahora mucho mejor que hace un año, aunque aún queda mucho trabajo por hacer.

Anshu Jain, copresidente de Deutsche Bank, ha recordado que hace poco más de un año la probabilidad de quiebra de Italia era alta, el coste de la deuda muy elevado, y se hablaba de la posible fractura de la Unión europea y de la desaparición de la moneda única.

No obstante, ha admitido que queda aún mucho por hacer, pues la tasa de paro en toda Europa es excesivamente alta, y los bancos no han conseguido reanudar los flujos de crédito a los niveles previos a la crisis, con lo que la recuperación económica se resiente.

Rehn ha dicho que la reestructuración del sector financiero europeo “va de la mano de la recuperación económica”, aunque ha admitido que sin ninguna duda hay cosas que han mejorado.

En concreto, ha valorado las reformas acometidas en España y también en Portugal, unas medidas que deberían imitar Francia o Itaia, así como el exitoso cierre del programa de asistencia financiera a la banca, que ha expirado esta semana.

Aunque ahora, con 18 miembros en la zona del euro, “todo es más complicado”, ha añadido, he mejorado la credibilidad de la región y es creíble la política fiscal, en gran parte gracias al apoyo del BCE.

Rehn y el resto de ponentes abordaron el mecanismo único de resolución bancaria que gestione la posible quiebra de una entidad cuyo diseño negocian actualmente el Consejo de la UE, la Comisión Europea (CE) y la Eurocámara, y que el vicepresidente comunitario cree que “todavía podría ser mejorado”.

Por lo que respecta a lo que ocurrirá una vez que concluyan los test de estrés y se publiquen sus resultados, el presidente del organismo regulador de la City londinense, Lord Turner, se ha mostrado partidario de copiar el modelo estadounidense, donde al contrario que en Europa “sí estaba claro cómo sería el día después”.

En primer lugar, ha indicado si una entidad necesita recapitalizarse, hay que acudir en primer lugar al sector privado, y si no es posible acometer una recapitalización pública.

En su opinión, es muy improbable que algún gran banco europeo tenga problemas con los test de estrés, algo que podría desestabilizar a toda la zona del euro.

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