Financiación de presente y futuro
España ha sido uno de los países más golpeados por la crisis en su endeudamiento, como consecuencia de la fuerte caída de ingresos y de los incrementos de los gastos coyunturales (desempleo e intereses). De hecho, tanto en volumen absoluto de deuda como en participación sobre PIB, la crisis ha duplicado la partida: de una deuda de menos de 400.000 millones de euros en 2007, España ha pasado a los 954.863 millones el pasado septiembre, lo que supone saltar desde el 37% del PIB al 93,4%. Con esta cifra España supera por vez primera la tasa media de la eurozona, que se queda en el 92,6%.
Con estos valores, la financiación del Estado y sus alrededores (comunidades y ayuntamientos) comienza a ser una tarea complicada, que en todo caso resta capacidad de financiación al sector privado por el simple efecto atracción que ejerce la emisión de bonos públicos. No obstante, por el momento la captación de recursos para el Estado tiene un buen comportamiento, con una demanda de títulos desconocida hace unos cuantos trimestres, tal como demostró ayer el Tesoro con una emisión especial a 10 años, donde colocó 10.000 millones con una petición de 40.000. Pero los niveles de deuda no están ya para bromas, y hay que lograr cuanto antes crecimiento suficiente para reducir la deuda sobre PIB.