Un aliado clave contra la siniestralidad
El número de accidentes de vehículos profesionales no se ha reducido en los últimos años al mismo ritmo que en el resto de vehículos. El número de fallecidos en una furgoneta bajó en 2012 solo el 60% de lo que lo hizo a nivel global y si hablamos de accidentes vinculados al ámbito laboral, se pasó de 1.289 siniestros en 2011 a 1.273 un año después, apenas un 1% menos.
Para las empresas, reducir la siniestralidad es una necesidad. Hay que mejorar la seguridad de los empleados, asegurar la integridad de la carga que se les confía y preservar el estado de los vehículos. Menos accidentes, además, suponen un menor gasto en seguros, reparaciones, indemnizaciones a terceros y bajas laborales. Pero, ¿por qué no descienden los accidentes entre las furgonetas mientras sí se consigue en otros vehículos? En primer lugar, la edad media del parque de vehículos profesionales en España es muy alta, en torno a los 15 años. La crisis ha frenado la renovación de las flotas, los vehículos acumulan kilómetros y carecen de elementos de seguridad de última generación, haciendo que tanto los vehículos como sus conductores sean más vulnerables. Si a esto lo añadimos que el mantenimiento de los coches tampoco suele ser óptimo, hay una alta probabilidad de sufrir un accidente. En segundo lugar, porque el conductor, por lo general, conduce un coche que no es suyo. Un reciente estudio de TomTom muestra que el 35% de los europeos conduce con menos cuidado su coche de empresa. Al volante de sus coches particulares reconocen conducir de manera más segura y eficiente. La mitad de los encuestados (48%) admitió que conduce a mayor velocidad y toma mayores riesgos cuando conduce vehículos de empresa, sobre todo por la presión del conductor en su trabajo diario.
Vehículos viejos, en ocasiones con un mantenimiento pobre, que se conducen a alta velocidad, implican un alto consumo de combustible. De hecho, según datos de Athlon Car Lease, el 30% del coste total de propiedad de un vehículo es combustible y mantenimiento. En cuanto al primer punto, hay que añadir además los costes cada vez mayores del carburante (según la Confederación Española de Transportes de Mercancías, en febrero de 2009, el precio medio del gasoil era de 0,86 euros/litro, mientras que en septiembre de 2103 era de 1,38 euros/litro. Una subida de más del 60% en solo cuatro años.
Así las cosas, las empresas se preguntan cómo aumentar sus niveles de seguridad, reducir la siniestralidad, ganar en eficiencia y reducir los costes relacionados con sus vehículos. Una solución que no requiere altas inversiones y que aporta resultados inmediatos es la tecnología telemática de gestión de flotas de vehículos.
Los primeros sistemas de gestión de flotas nacieron hace más de 30 años, con los primeros ordenadores de a bordo para vehículos comerciales. Actualmente, con las nuevas redes móviles y las comunicaciones vía satélite, se han convertido en algo muy sencillo y económico. Básicamente, consisten en un navegador para el vehículo y un programa informático para el gestor, cuyo precio es apenas algo mayor que el de un navegador de uso particular, y el coste del sistema, que no precisa mantenimiento, es prácticamente testimonial. Estos sistemas aportan ventajas incuestionables: rentabilidad, mejora del servicio al cliente, reducción en el consumo y las emisiones… pero es en el terreno de la seguridad donde se aprecia un beneficio tangible, ya que aumentan notablemente la seguridad y fomentan una conducción responsable y eficiente. Las soluciones de gestión de flotas de TomTom, por ejemplo, permiten saber en todo momento dónde están los vehículos, pero también cómo están siendo conducidos (velocidad, frenazos y acelerones, consumo y emisiones...). Todo ello contribuye a reducir el coste de mantenimiento, los daños y los gastos de seguros, con una inversión moderada y un retorno estimado de la inversión en solo seis u ocho meses.
Sin embargo, y a pesar de sus muchas ventajas, la gestión de flotas en nuestro país no está aún implantada a nivel masivo y se limita a las grandes empresas, mientras que en la pyme su presencia es prácticamente inexistente. En países como Reino Unido, la gestión de flotas tiene una implantación de más del 21%, según datos de Berg Insight, en España representa cifras inferiores al 2%. ¿Por qué no se usan estas soluciones? Pues, en la mayoría de los casos, porque no se conocen. Las pymes dedicadas al transporte no demandan este tipo de soluciones porque no las conocen, o porque consideran, erróneamente, que son caras.
En el futuro, la gestión inteligente de flotas de vehículos estará al orden del día. Berg Insight estima que este mercado registrará en Europa una fase de crecimiento durante años con tasas del 20% interanual, desde los dos millones de unidades existentes a finales de 2010 hasta superar los cinco millones en 2015. Reducir la siniestralidad de manera rápida, sencilla y económica pasa por las soluciones de gestión de flotas. La inversión se recupera en un plazo muy breve de tiempo y mejoran la rentabilidad de la empresa y el servicio al cliente. Para una pyme puede suponer la diferencia entre seguir siendo rentable o ahogarse con la caída del consumo.
Javier Canestro es director comercial de TomTom para España y Portugal.