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Tribuna
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¿Qué conducirá la renta variable europea en 2014?

La cautela sigue siendo la consigna en los mercados, pero estamos viendo cada vez más signos que apuntan a una estabilización económica, e incluso a una recuperación, tendencia que abarca desde los países más robustos del centro de Europa a los de la periferia. Gracias a la intervención del Banco Central Europeo, unas condiciones monetarias flexibles han reforzado poco a poco la confianza y el comportamiento de los mercados.

Siguen existiendo algunas áreas frágiles, principalmente en relación a la deuda y al déficit, pero estos riesgos se están reduciendo. Los países más vulnerables están disfrutando de entradas de capital, sobre todo desde Estados Unidos, una tendencia que está ayudando a los precios de los activos financieros y, lo que es más importante, a la estabilización de los precios inmobiliarios. Los bancos, que se están beneficiando de estas entradas, siguen adelante con la reestructuración de sus balances. Esto se produce con numerosas ventas de activos que ya se han llevado a cabo o que están en proceso. Esta recuperación debería ayudar a crear un crecimiento modesto en 2014 siempre que solo se produzca un aumento muy limitado en los tipos de interés a medio plazo.

Es importante señalar que la recuperación del Reino Unido ha sido más sólida de lo esperado. La depreciación de la Libra esterlina ha jugado un papel importante en la recuperación, pero también lo han hecho la política monetaria y la existencia de mayores niveles de confianza de las empresas y de los consumidores. El rally del mercado inmobiliario es un ejemplo perfecto de esta recuperación.

Por su parte, en lo que respecta al mercado de fusiones y adquisiciones, las operaciones europeas están en aumento. Alentadas por unas perspectivas mucho más prometedoras, las compañías se han puesto finalmente en marcha, a menudo a partir de planes que estaban previstos desde hace algún tiempo. Esto ha dado lugar a una auténtica recuperación del volumen de operaciones.

Desde el verano hemos observado un aumento en el volumen de operaciones, sobre todo en el sector de las telecomunicaciones. Los ejemplos más simbólicos han sido la venta por parte de Nokia a Microsoft de su división de móviles por 5.400 millones de euros y la adquisición de Verizon a Vodafone del 45% que tenía la operadora británica en la joint venture Verizon Wireless por cerca de 130.000 millones de euros, una de las diez mayores operaciones que ha existido nunca. También America Movil lanzó una oferta por KPN, lo que se produjo después de que KNP vendiera su subsidiaria EPlus a Telefónica por 8.000 millones de euros a finales de julio, la compra de la irlandesa ElanCorp por Perrigon en Estados Unidos y el paso de GDF Suez para completar su oferta británica mediante la compra de la división de gestión de instalaciones de Balfour Beatty.

Estos son solo algunos ejemplos de la recuperación producida durante el verano del mercado de M&A. Ponen de manifiesto que las empresas tienen suficiente liquidez para hacer operaciones sin emitir deuda o derechos preferentes. Y también subraya la determinación de las empresas de escaparse de un impasse estratégico, creando de este modo valor para los accionistas.

Sin embargo, conviene tener presente que este ciclo es diferente del anterior. Las operaciones no significan necesariamente OPAS. Las empresas se han vuelto más cautas en lo que respecta a los riesgos relacionados con este tipo de operaciones como el riesgo de ejecución, el riesgo social y la legislación anti-trust. La crisis ha hecho que las empresas se vuelvan más sensatas y más dispuestas a evitar pagar de más por las compras. Ahora prefieren operaciones con un menor componente de liquidez que evite un apalancamiento masivo. Además, el gobierno corporativo también ha progresado. Los accionistas tienen ahora más que decir y necesitan estar convencidos de las decisiones estratégicas de la empresa.

Esta transformación hace que el tema sea menos cíclico protegiéndolo del tipo de comportamientos excesivos que hemos visto en el pasado y ampliando nuestro universo. Estamos apenas al principio de un nuevo ciclo que debería durar dos o tres años.

Philippe Lecoq es Vice Director y Co-Jefe de renta variable Europea en Edmond de Rothschild

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