La financiación de la economía se abre camino
El Tesoro español pedirá dinero al mercado por vez primera este año el próximo jueves, en la primera subasta anual de bonos a cinco años y de obligaciones a 15 años. Será la primera captación de recursos en un ejercicio en el que el Tesoro deberá lograr liquidez por 243.000 millones de euros para hacer frente a las necesidades de financiación que genere el déficit del Estado (un 5,8% del PIB, unos 60.000 millones de euros), además de los vencimientos de deuda emitida en ejercicios pasados. Además de la financiación pública, la banca española deberá hacer frente también a vencimientos de emisiones y refinanciación de crédito por valor de otros 83.000 millones de euros, un calendario menos exigente que el que debe afrontar en 2015.
Pero esta vasta operación de refinanciación del Estado y la banca parece más asequible que las operaciones de años pasados, ya que España ha recuperado la credibilidad ante los mercados y tiene un acceso más cómodo tanto en cantidades como en precio a la financiación exterior. La prima de riesgo de España, medida como sobrecoste en las emisiones de los bonos a diez años respecto a las respaldadas por el Tesoro alemán, ha descendido en las primeras sesiones del año por debajo de los 200 puntos básicos, lo que supone mínimos desde 2010, cuando comenzó la crisis de la deuda soberana en Europa.
Pese a que el volumen de deuda pública es hoy mucho más elevado que entonces (se ha más que duplicado) y está a punto de superar el peligroso umbral del 100% del PIB, el Tesoro está gobernando las sucesivas subastas con exceso de demanda y con tipos de interés decrecientes, y ya para este año arranca soportando rentabilidades apreciablemente inferiores a las estimadas por el Gobierno para planificar la factura de intereses.
Consecuencia directa de la mejora de la percepción de España, ya iniciada hace un año con la ayuda de las políticas persuasivas del Banco Central Europeo, es tanto el abaratamiento de las emisiones públicas, como la refinanciación bancaria, y la captación de recursos por parte de las empresas de gran tamaño, y constituyen señales inequívocas de que la financiación de la economía se está abriendo camino de forma explícita por vez primera desde que en 2011 los mercados se cerraran para España.
El Estado ha logrado embridar el déficit público, la banca, incluidas las cajas de ahorro dañadas por la crisis, ha reforzado notablemente su capital, y las grandes empresas han desapalancado su balance hasta hacerlo manejable. Las tres palancas para que vuelva la financiación a los grandes grupos. Solo falta que ese flujo pase de la banca a las empresas de pequeño tamaño, a los nuevos proyectos corporativos de inversión y a las familias para que el círculo de la financiación de la economía esté cerrado del todo.