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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El año en que el optimismo volvió a la Bolsa

La Bolsa española afronta un cierre de 2013 con extraordinario sabor de boca. Tras un duro trienio marcado por unos números rojos que no parecían tener final, el Ibex 35 echará el candado en el umbral de los 10.000 puntos y con más de un 20% de revalorización a sus espaldas. Hay que retroceder hasta 2009, con una subida del 30%, para recordar un cierre con tanto optimismo sobre el parqué. Un optimismo que contrasta con el largo periodo de peregrinación en el desierto que ha atravesado el selectivo madrileño como consecuencia de la crisis.

El año ha acumulado subidas también en las principales plazas bursátiles del mundo. Wall Street toca máximos históricos, Tokio cierra con una revalorización de casi un 57% –la mayor en 40 años– y los grandes mercados europeos se sitúan en un entorno de dos dígitos. En el caso del Ibex, el cambio de signo se produjo a partir de la mitad del año y ha estado ligado a la espectacular evolución de la prima de riesgo española. El diferencial con el bono alemán se ha desplomado más de 100 puntos básicos desde principios de año y terminará en torno a los 220 puntos, un recorrido a la baja en el que el duro proceso de ajuste fiscal llevado a cabo por España y los programas de compra de deuda del Banco Central Europeo han tenido un papel indiscutible que es obligado reconocer y valorar. Atrás quedan los peores momentos de una crisis de deuda soberana que llegó a situar la prima española en niveles cercanos al rescate y convirtió el coste de financiación de nuestra economía en un pesado lastre. A ello hay que sumar el programa de reformas estructurales que ha llevado a cabo nuestro país y que ha sentado las bases para el lento deshielo que comienza a registrar la actividad.

Todos esos factores explican que España haya pasado en un tiempo récord de ser considerado un destino de inversión de elevada inestabilidad y escaso atractivo a situarse como un foco de atracción para los inversores internacionales. El dinero foráneo está regresando y lo hace no solo a renta fija, sino también a una renta variable que ofrece activos con una valoración moderada y un amplio recorrido de rentabilidad. Con un cierre de año en el que solo tres de los 35 valores del Ibex despiden el ejercicio en números rojos, la Bolsa aparece, también en 2014, como la mejor opción para que los inversores saquen partido a sus ahorros. La evolución del selectivo dependerá, entre otros factores, de que la incipiente mejoría económica se consolide de facto y de que España continúe con un programa de ajuste fiscal que mantenga los costes de financiación en márgenes razonables. Sin olvidar la necesidad urgente de remover los grandes obstáculos que lastran todavía el repunte de actividad: los altos niveles de desempleo y la persistente anomalía de un crédito que no termina de fluir.

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