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Columna
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La negativa de China

China va a buscar su propio momento General Electric-Honeywell en 2014. Los reguladores europeos hicieron valer su creciente poder sobre la competencia global cuando bloquearon la fusión de las dos compañías de Estados Unidos en 2001. El organismo antimonopolio de Pekín ya está realizando un creciente escrutinio de las fusiones, incluso cuando ambas empresas son extranjeras. El deseo de mostrar su poderío económico podía verlo bloquear un gran acuerdo.

Tras estudiar el modelo de la Unión Europea, China renovó sus propias normas de competencia en el año 2008, dando al Ministerio de Comercio la facultad de intervenir en los acuerdos nacionales y extranjeros. El regulador puede pronunciarse sobre cualquier transacción en la que las partes tengan cada una más de 400 millones de yuanes (48 millones de euros de los ingresos de China y las ventas combinadas sean de más de 2.000 millones de yuanes en China o 10.000 millones en todo el mundo.

Hasta el momento, el Ministerio de Comercio ha rechazado un único acuerdo de plano: el intento de Coca -Cola en 2008 de comprar el fabricante chino de zumo Huiyuan. Sin embargo, ha impuesto condiciones de largo alcance. Glencore Xstrata se vio obligada a vender su proyecto peruano de cobre. El amplio mandato legal del Ministerio de Comercio para “mejorar la macro economía de China” le permite tomar decisiones más abiertas para el razonamiento político que en el caso de lo reguladores europeos o de Estados Unidos.

Eso podría llevar a Pekín a dar un no a dos empresas no chinas. La razón podría salvaguardar industrias que el país espera dominar, como el equipamiento de red o los teléfonos móviles.

Pekín podría ni siquiera tener que excavar en busca de un argumento en sí. La oposición a la operación Geneal Electric-Honeywell fue alimentada en parte por la presión ejercida por el rival United Technologies. En 2014, los opositores a una fusión cada vez llevarán más sus quejas a Pekín.

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