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Regalos para 'manitas'

El reto empieza tras desenvolver el paquete

Los platos que uno prepara saben mejor. Pasa lo mismo con los regalos Ropa, juguetes y tecnología predominarán estas Navidades. Las tres categorías se prestan a regalos que implican al agasajado

No regale un jersey: facilítele al agraciado los medios y las instrucciones para que él mismo lo confeccione. Igual que una paella o un marmitako saben mejor si los cocina uno mismo, hay una gran variedad de productos que se pueden preparar, montar y/o diseñar en casa sin excesivas dificultades. Se regala así no solo el artículo acabado, sino también la experiencia de elaborarlo.

Ver a gente sentada en una cafetería tricotando con un ovillo de lana al lado está dejando de ser una reminiscencia a la España de la posguerra. Buena parte de la culpa la tienen empresas como We Are Knitters. Sus fundadores, María José Marín y Alberto Bravo, quisieron traer a la Península una moda que está calando en Nueva York, Londres y París. Así que se pusieron a comercializar los materiales (lana o algodón y agujas) y a facilitar instrucciones o guías clasificadas por dificultad. Desde gorros, bufandas y guantes hasta vestidos o objetos de decoración.

“Son patrones fáciles de entender, y están explicados para que hasta los que no han cogido nunca un par de agujas puedan entenderlos”, explican desde la empresa. El precio varía en función de la materia prima que se necesite: los kits para tejer oscilan entre los 25 y los 110 euros, dependiendo de las dimensiones del producto objetivo (para los más creativos también venden los ovillos por separado).

No menos horas se tarda en construir algunas de las enormes construcciones para público adulto que propone la marca juguetera Lego. Quizá la más compleja y grande sea el Superdestructor de su gama Star Wars. Se trata de una reproducción a todo detalle de una de las naves más famosas de la saga de ciencia ficción (también tienen el Halcón Milenario y los Tie Fighters, entre otras). Su montaje requiere el ensamblaje de más de 3.200 piezas, que dan forma a una mole de unos 125 cm, el equivalente a la estatura media de un niño de nueve años, según los datos del INE.

Ensamblaje, aunque de otra índole, requiere también la puesta en funcionamiento de un robot. Por ejemplo, el RQ-Huno, un humanoide programable con infrarrojos y servomotores capaz de realizar rápidos movimientos, como patadas o volteretas. Está diseñado para aprender a medida que se le van programando funciones. “Este modelo es una buena opción para alguien que no tenga conocimientos de robótica. Su montaje es sencillo y ofrece muchas posibilidades”, destaca Daniel Bayón, director técnico de Juguetrónica, la tienda madrileña que lo comercializa. Aunque el capricho no es barato: sale por 459,99 euros.

Y de la ingeniería robótica a la agroalimentaria. Es muy común regalar todo lo necesario para preparar comida, pero... ¿qué pasa con las bebidas? El creciente interés por la cerveza artesanal está haciendo que florezcan los sitios de internet que facilitan el material para hacer malteados (cubo para fermentación, válvulas, ingredientes, etcétera) por unos 70 euros.

Para los amantes del vino, bebida que resulta mucho más cara de producir, una buena opción de regalo es un curso de cata. Esta actividad se realiza en todo el país. Uno de los centros más reputados, The Barcelona Wine School, acaba de inaugurar tres cursos para expertos y principiantes.

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