Más atención la falla demográfica
El movimiento natural de la población está a punto de volver al saldo negativo (más defunciones que nacimientos) que tuvo a finales del siglo XX por el efecto contractivo que los años de crisis continuada ha tenido sobre los matrimonios, la salida de población extranjera y la caída de la tasa de fecundidad de las mujeres. El número de uniones ha descendido un 20% desde 2008, y en proporción parecida el número de nacimientos, pero superior en los de madre extranjera, que era el colectivo que más había activado el crecimiento vegetativo de la población. Esta tendencia debe ser frenada, y no esperar a que la recomposición de la actividad económica haga su trabajo y recomponga también la evolución natural de la población.
La falla demográfica de España mostrará su verdadera gravedad cuando lleguen a la edad de retiro los nacidos en el baby boom, y cada vez falta menos para ello. Cuanto el fenómeno del envejecimiento se manifieste a plenitud, aflorarán los verdaderos riesgos para sostener el sistema de pensiones y el aparato productivo del país. La inmigración podrá suplir una parte, pero la otra, la renovación poblacional natural, precisa de políticas natalistas más activas, haciendo abstracción de composturas ideológicas, para hacer sostenibles los niveles de riqueza logrados para los activos y para los pasivos.