El inversor llegará con ganas de Bolsa a 2014
El año que finaliza va a pasar a la historia como el último de una de las mayores crisis de la economía española. La última etapa de una larguísima travesía desde la que empieza a atisbarse un horizonte de recuperación gracias a unas señales que, aunque todavía no son definitivas, dejan ver el fin del árido desierto. Si lo que se ve es el definitivo fin de este ciclo de sequía y arena o nada más que un limitado oasis es algo que conoceremos en el primer semestre de 2014. Eso es lo que da mayor trascendencia a los primeros compases del próximo año. Porque si la economía española acaba de marcar en el tercer trimestre el final a nueve trimestres seguidos de la recesión y los datos de consumo, confianza e inversión indican que la tendencia no solo se mantendrá, sino que mejorará este cuarto trimestre, el nuevo ejercicio debe ser esa rampa de lanzamiento largamente esperada.
En este escenario, la expectación de los inversores solo es comparable a las importantes masas de ahorro que están a la espera de encontrar los mejores activos para invertir. Mientras las altas rentabilidades de los depósitos o de la renta fija han iniciado una flexión a la baja de previsible larga duración, la renta variable gana atractivo. De hecho, el Ibex se ha revalorizado más del 20% en lo que va de ejercicio y los analistas, que descartan el tradicional rally de fin de año, consideran que en 2014 se producirá una subida adicional de otro 20% en el selectivo. Así que ven sin temores la posibilidad de que el Ibex supere los 12.000 puntos. Y todo ello en el citado contexto de recuperación económica que se manifestará, según su cálculos, en un crecimiento del PIB del 1%. Una muestra más de la confianza que las casas de análisis tienen puesta en el prometedor 2014 es que, mientras en 2013 las estrategias inversoras se dirigían a carteras con valores pequeños y medianos, para el año que viene tienen la vista puesta de nuevo en los grandes del Ibex.
Uno de los sectores que gana interés, impulsado por la fuerte reestructuración a la que se ha visto sometido, es el financiero. La reconfiguración de la banca ha dado lugar a menos entidades y más fuertes, algo que da más confianza a unos inversores que, sin ignorar el fantasma de la elevada morosidad, tienen especial interés en las entidades con presencia marcada en el mercado interior. En la misma línea de interés, pero en este caso por su fuerte presencia internacional, se coloca el sector de infraestructuras, constituido por compañías con origen en la construcción, pero que han sabido adaptarse hasta conseguir liderazgo mundial en campos como el de las concesiones, con una estrategia diversificadora muy apreciada por los analistas.
Las compañías de energía son otra apuesta segura de los expertos, a pesar de las incertidumbres regulatorias y el peso del déficit de tarifa en el sector eléctrico. En el área de los carburantes, y concretamente en el caso de Repsol, destaca que los analistas ya lo incluían entre sus valores preferidos para sacar partido del potencial del Ibex en 2014 antes de su acuerdo para recibir unos 5.000 millones de dólares de compensación por la expropiación de YPF.
Las compañías farmacéuticas, con la hiperactiva Grifols a la cabeza, las manufactureras y distribución comercial –como Inditex, a pesar de estar en máximos– y las de materiales básicos, que superarán la decepción por la debilidad económica mostrada por los países emergentes en 2013, se abren también a nuevas posibilidades de mejora de rentabilidad de la mano de la recuperación, pero esta vez con los países desarrollados como primeros clientes.
Para el pequeño inversor, la clave va a seguir siendo el dividendo. Esa es la razón por la que si hubiera que elegir un vencedor en las previsiones de los analistas, el puesto sería para Telefónica. Superada la dura fase de desapalancamiento, la operadora está cumpliendo objetivos y su vuelta al dividendo en metálico (el 6 de noviembre desembolsó 1.600 millones a sus accionistas) la convierte en una de los principales atractivos para el inversor minorista.
Además del Ibex, y con los índices de EE UU en máximos, la alternativa del resto de los mercados europeos gana enteros para ese inversor que afronta 2014 con mayores dosis de confianza. Y eso, a pesar de que no debe olvidar importantes incertidumbres que pueden afectar a todos los mercados, como el ritmo y forma en que EE UU retirará, precisamente en 2014, sus gigantescos estímulos a la economía.