El 30% de las familias se queda sin dinero tras pagar facturas
El 25% de los españoles considera que no tiene dinero para llevar una vida digna Un estudio cree que el colchon familiar es el que está evitando mayor conflictividad
Junio de 2007. España logró en ese mes un mínimo histórico en las cifras de paro, con una tasa del 7,95% de la población activa y 1,76 millones de desempleados. Desde esa fecha, el número de parados no ha parado de crecer hasta llegar al máximo histórico alcanzado en el primer trimestre de 2013, cuando se superó el listón de los 6 millones de personas sin trabajo. Si a ello le unimos los recortes salariales fomentados a partir de la aprobación de la reforma laboral o la caída de la actividad económica en sectores tan importantes en el pasado como la construcción, la respuesta que ha mostrado el consumo de los hogares ha sido perfectamente consecuente. En septiembre de 2013, las ventas del comercio minorista rompieron una racha descendente que se había prolongado durante 38 meses consecutivos. Fue un espejismo porque un mes después han vuelto a bajar y han mostrado que los hogares españoles aún no están dispuestos a volver a consumir ante el gran número de incertidumbres que vislumbran.
Esa es la principal conclusión del estudio sobre pagos de consumidores, elaborado por la consultora de recobros sueca Intrum Justitia, a partir de una encuesta a 10.000 ciudadanos europeos de 21 países diferentes. De los 507 españoles, uno de cada tres hogares reconoce que después de hacer frente al pago de las facturas, no dispone de dinero para vivir. El estudio no ofrece datos comparables con otros países vecinos, pero sí lo hace a partir de otra pregunta en la que plantea a las 10.000 familias encuestadas si dispone de una renta suficiente para llevar una vida digna. La brecha entre norte y sur es evidente. Solo el 14% de los daneses considera que no dispone de una cantidad suficiente de dinero. El porcentaje crece levemente hasta el 17% en Noruega, el 18% en Austria, el 19% en Alemania o el 20% en Holanda. En el otro lado se sitúan España, en el que la cifra de personas con dificultades se eleva al 25%, o Portugal o Italia, con un 29%. Luis Salvaterra, director general de Intrum Justitia en España y Portugal, apuntó durante la presentación que la diferencia también ha empezado a ampliarse entre el oeste y el este de Europa. “El 52% de la población de Estonia no tiene capacidad para llevar una vida digna, seguid por Hungría (47%) y Grecia (44%)”, subrayó.
En el caso de España, los datos más relevantes del estudio se centran en cómo han afrontado los hogares españoles la disminución de la renta disponible como consecuencia de la subida de impuestos, del alza del desempleo o de los recortes salariales. Frente a la tendencia de las administraciones públicas de demorar los pagos a sus acreedores o de las empresas privadas de financiarse a costa de no abonar las deudas a sus proveedores, las familias españolas han optado mayoritariamente por reducir su consumo para tratar de cuadrar los presupuestos familiares. El 79% de los encuestados en España apunta a que ha reducido el gasto que destina a la compra de ropa. El mismo porcentaje señala que también ha disminuido el dinero para salir.
Los hogares han optado por dejar de consumir como única alternativa a la menor renta disponible
De este modo, los hogares parecen haber adoptado al pie de la letra la letanía que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reclama para las Administraciones. “No gastar lo que no se tiene”. Esas buenas prácticas en el gasto también se han dejado sentir en los plazos medios de pago en las compras comerciales que realizan. Los consumidores tardan una media de 58 días en pagar sus facturas (18 por encima del plazo legal), un retraso muy inferior a los 33 días que tardan las empresas o los 125 que se demoran las Administraciones Públicas. De hecho, el plazo de pago de los hogares se ha ido reduciendo paulatinamente desde 2011, cuando el retraso medio fue de 22 días. En 2012 fue de 20 y en 2013 será, según la previsión de la consultora sueca, de 18 días.
“Lo que más le sorprende a los países del Norte de Europa es el hecho de que en España, con una tasa de desempleo del 25%, no haya un gran número de personas en el umbral de la pobreza”, sostuvo Salvaterra. En su opinión, esa situación aún no se ha producido en España y en otros países del sur de Europea, como Italia o Portugal, por la generalización de la solidaridad entre generaciones, que ha permitido que el colchón familiar sirva para amortiguar problemas sobrevenidos. “Esa situación no se produce en el norte de Europa, donde las personas se emancipan con 18 años y desde esa fecha son perfectamente independientes desde el punto de vista económico”, subrayó. De hecho, el informe subraya que los problemas financieros en naciones como Alemania o los Países Nórdicos procede de una gasto excesivo y del alto uso de los créditos bancarios.
Los divorcios también influyen
Entre las principales causas que generan el menor consumo en España, los 507 encuestados apuntan a la pérdida de empleo como el primer factor, con un 70% de las respuestas, seguido por los recortes de los salarios (56%) o la falta de disciplina financiera del país (50%). Pese a que en la clasificación sale en un puesto muy bajo, con tan solo un 12% de las respuestas, Salvaterra destacó a los divorcios como uno de los principales problemas que condicionan el crecimiento del gasto en los hogares.
Lo que el informe pone también de relieve es que los consumidores apenas acumulan impagos porque no tienen otra escapatoria. Si una familia opta por no pagar la hipoteca que grava su casa por falta de fondos, la concatenación de varios impagos conllevará la apertura de un expediente que puede desembocar en un desahucio. Si opta por no pagar las multas, la Administración responsable podrá impulsar un embargo en su cuenta bancaria. Si los problemas financieros le llevan a no pagar la luz, el agua o el gas, las empresas suministradoras procederán a cortar la línea. Las empresas pueden dejar de pagar a determinados proveedores, como subcontratas, y las Administraciones pueden guardar facturas en los cajones como han hecho en los anteriores ejercicios.
En la presentación también participó María Gómez del Pozuelo, consejera delegada de Womenalia, quién destacó que ya existen grandes empresas que permiten a los consumidores renegociar sus pagos sin costes adiciones. En su opinión, el aspecto más relevante del estudio es que las mujeres son percibidas como mejores gestoras de las finanzas familiares, con un 36% de las respuestas frente a un 8% de los hombres.