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Bruselas dará por concluido el programa cuando termine, en enero de 2014

El Eurogrupo felicita a España por el éxito del rescate de la banca

Luis de Guindos, ministro de Economía habla con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
Luis de Guindos, ministro de Economía habla con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.Efe

La reunión del Eurogrupo de hoy en Bruselas tiene como objetivo pactar la estrategia de salida en los rescates próximos a concluir. El de la banca española se dirige “hacia una salida limpia”, según fuentes del Eurogrupo. Es decir, sin ningún tipo de acompañamiento financiero.

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, podrá así lograr el aval político para el cierre definitivo de un rescate de hasta 100.000 millones de euros que se vio forzado a pedir en junio de 2012 y del que se han consumido 41.300 millones de euros.

La clausura de la operación supone una importante victoria política para el Gobierno de Rajoy en general y su ministro de Economía en particular. Solo hace unos meses, algunas fuentes europeas dudaban que España pudiera cortar tan pronto el cordón umbilical que durante 18 meses le ha unido al fondo de rescate de la zona euro o Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

Pero Madrid se ha negado a contemplar cualquier prolongación, ni siquiera teniendo por delante las temidas pruebas de estrés que la UE llevará a cabo en 2014, como paso previo a la supervisión única, o la progresiva entrada en vigor de la normativa Basilea III.

Todas las fuentes europeas consultadas ahora coinciden en que esas pruebas no revelarán ninguna carencia financiera significativa en la banca española. Desde el Eurogrupo se recuerda que, en cualquier caso, la finalización de los rescates no requiere ninguna decisión oficial, pues los Memorándum incluyen una fecha definitiva de caducidad.

Y, por tanto, dado que España no tiene previsto solicitar ni la prolongación ni la concesión de una línea de crédito preventiva, el Eurogrupo se limitará desde hoy a esperar la conclusión del rescate tras felicitarse, y felicitar a España, por haberlo ejecutado con éxito. Ayer mismo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ya celebró que tanto el rescate de la banca española como el rescate total de Irlanda hayan entrado sin problemas en la recta final.

La conclusión del rescate, sin embargo, no supondrá el final de la vigilancia especial que Bruselas ejerce sobre la economía española. Por un lado, la reciente reforma del Pacto de Estabilidad somete a una vigilancia especial por parte de la Comisión Europea a los países que han recibido un préstamo del MEDE, al menos hasta que hayan reembolsado el 75%. Por otro, el propio MEDE, según su tratado constitutivo, está obligado a supervisar en todo momento la capacidad de reembolso de sus deudores, lo que obligará al equipo de Klaus Regling, director ejecutivo del fondo de rescate, a mantener la lupa puesta sobre las cuentas españolas.

Del lado del sector financiero, y a falta de la última visita de la troika, la consideración general es que los deberes se han hecho. El paso principal fue recapitalizar el agujero de 59.300 millones de euros que revelaron las pruebas de resistencia de Oliver Wyman, y las auditorías de Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG.

Entidades sanas aparte, y mientras unas pocas como Popular lograban reforzarse acudiendo al mercado, el grueso del problema se resolvió tomando 41.300 millones del rescate europeo para recapitalizar a las nacionalizadas Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia así como en las asistidas BMN, Ceiss, Caja 3 y Liberbank. Otros 2.500 millones se destinaron a otra de las exigencias de la troika, la creación de un banco malo, Sareb, al que destinar 50.000 millones de euros en activos tóxicos de las entidades en apuros. En paralelo, el Banco de España ha reformado su política de supervisión, empotrando más inspectores en las entidades, se ha reforzado el papel del FROB y se han potenciado mecanismos de financiación no bancaria, como el MARF, un mercado alternativo de renta fija para pymes.

Irlanda, cuyo rescate completo concluye a mediados de diciembre, también aspira a una salida definitiva, pero en su caso parece más complicado porque el país lleva tres años prácticamente fuera del mercado. Fuentes del Eurogrupo recuerdan que la prolongación o la sustitución del rescate por una línea de crédito preventiva debe ser solicitada por el país, por lo que instan a Dublín a aclarar su posición cuanto antes.

La Ley de Cajas y Ceiss: los flecos pendientes

Los dos meses que separan el cierre político, previsto para hoy, de la clausura técnica del programa de rescate a la banca española, a finales de enero, deberían ser margen suficiente para saldar los flecos aún pendientes del pliego de exigencias de la troika. De un lado, falta por culminar la tramitación de la nueva Ley de Cajas que –a excepción de las pequeñas Ontinyent y Pollença– extinguirá este modelo de entidades en favor de bancos participados por fundaciones bancarias. El otro gran cabo suelto sigue siendo Ceiss que, incapaz de sobrevivir en solitario, debería formalizar en este plazo el proceso de fusión con Unicaja que lleva dos años gestándose. Aunque el Gobierno pretendía atar también la venta de las nacionalizadas, el proceso de Novagalicia aún no ha culminado, se espera que el de Catalunya Banc se atrase a 2014 y, el plazo oficial para privatizarlas acaba en 2017.

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