Los nuevos mirlos blancos de la red
Una de las vertientes del universo de internet que está por explotar con toda su fuerza pero con mayor potencial es la de las nuevas profesiones. De la mano de negocios impensados hace muy poco, y paralelamente al desarrollo de la monetización, brotan cada día nuevos proyectos que sorprenden por su capacidad para producir ingresos y que se basan siempre en una buena idea y en la enorme capacidad recaudadora de la red. Ya no se trata de esas ideas/empresa por las que los grandes grupos del sector han pagado cantidades que han hecho multimillonarios a sus muchas veces adolescentes creadores. Ni de las miríadas de aplicaciones que han ido en la misma línea, creando una suerte de preocupante cultura del pelotazo web. Al hilo del desarrollo de las redes sociales, una naciente generación de estrellas, como los conocidos como youtubers, ha empezado a aprovechar la infinita extensión de internet y su potencia para hacer extraordinarios negocios. Equiparables a autónomos, muchos de los protagonistas de este fenómeno son menores de edad. Bienvenidas sean esas iniciativas por lo que suponen de emprendimiento, y más si dan lugar empleo y riqueza. El problema es que se muevan en el indeseable ecosistema ingresos desorbitados + ausencia de control fiscal. Una cuestión a resolver para no sea el mercado negro el que primero acoja a esos mirlos blancos.