Dinero privado para recuperar especies en peligro de extinción
La Fundación Oso Pardo y la Fundación Santander han colaborado por primera vez en un proyecto para la recuperación de espacios mineros degradados que ayude a la conservación del oso pardo, que sigue en la lista de especies en peligro de extinción. La iniciativa se puso en marcha el pasado mes de septiembre en las escombreras de antiguas minas a cielo abierto y minas interiores del Alto Sil, en León, con larga tradición minera en España.
Aunque la principal causa de la merma de esta especie autóctona sigue siendo la caza furtiva, “el hábitat influye en la recuperación del oso pardo, para que pueda alimentarse”, explican en la Fundación Oso Pardo, que tiene una importante experiencia en el manejo de hábitats oseros en Cantabria, Asturias y Castilla y León, donde se concentra la población de estos animales en España.
“Esta zona es muy buena para el oso pardo, pero algunas áreas se degradaron por la minería a cielo abierto, por ello intentamos que cicatricen estas heridas en el hábitat y el oso encuentre alimentación”, prosiguen.
Acuerdo con 4.000 cazadores
a principal causa de mortalidad del oso pardo sigue siendo la caza furtiva, “aunque se ha reducido mucho”, comentan en la Fundación Oso Pardo. Por ello, este organismo ha suscrito un acuerdo de colaboración con 11 sociedades asturianas de caza, un total de 4.000 cazadores, responsables de 280.000 hectáreas.
Se han plantado un total de 17.731 árboles, principalmente abedules y frutales como cerezos, mostajos y manzanos, para diversificar las posibilidades de alimentación para el oso en esta área, que cuenta con 180 ejemplares. Otros 30 osos pardos viven en la parte cantábrica oriental y entre 25 y 30 en el área de los Pirineos. “En los años ochenta y noventa la población cayó hasta los 60 ejemplares, estuvo a punto de desaparecer”, según expertos de esta fundación, que durante los dos meses de plantación y con los fondos de la Fundación Santander han dado trabajo a diez personas: “Ha sido poco tiempo, pero la aportación es positiva”, añaden en la Fundación Oso Pardo.
En el banco ven en la recuperación de esta especie una de las prioridades de conservación en España en este momento. “Estamos encantados de apoyar, dentro de nuestro programa de recuperación del patrimonio natural, un proyecto que pretende dar respuesta a una necesidad de conservación de primer orden”, según ha comentado el director de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga.
En Oso Pardo llevan años realizando plantaciones para la recuperación de hábitats a medida que reciben fondos de entidades colaboradoras, “pero nunca se había hecho un esfuerzo así en León. Nuestro objetivo es seguir consiguiendo dinero para la restauración de estos hábitats”, concluyen en este organismo.
Una población dividida en dos núcleos incomunicados
Al escaso número de ejemplares se suma el problema de que la población de osos está dividida en dos núcleos, occidental y oriental, casi completamente desconectados desde hace cincuenta o cien años, según la Fundación Oso Pardo. Mejorar la conexión entre las dos principales subpoblaciones de osos en la zona cantábrica beneficiaría la genética de esta especie y favorecería el intercambio demográfico. El oso pardo presenta uno de los índices genéticos más bajos de todas las poblaciones de oso pardo que se conocen y elevadas tasas de endogamia. En este sentido, “recuperar el núcleo reproductor del parque regional de los Picos de Europa, que se perdió en la década de los noventa, es un escalón esencial entre ambas subpoblaciones”, según este organismo. Al ser una especie de producción lenta, el oso pardo “soporta mal la mortalidad no natural, aunque este factor parece haberse reducido en los últimos años y ha sido la causa principal de recuperación parcial de sus poblaciones desde mediados de los noventa”.
Aquella época fue la más complicada para esta especie, que cayó hasta los 60 ejemplares, estando a punto de desaparecer.