Los colores otoñales inundan los bosques
El otoño es considerado una de las épocas más lúgubres del año. Llega el frío y la lluvia y la vegetación se apaga. Pero a esta estación no le faltan los colores. Los verdes de la primavera son sustituidos por una amplia gama de ocres, pardos y rojizos que hipnotizan a pintores y fotógrafos.
España esconde numerosos parajes naturales que permiten adentrarse en estos melancólicos y cambiantes paisajes y observar cómo la naturaleza se transforma, los animales migran a climas más templados y la vegetación muda y pierde su frondosidad.
La capital cuenta con dos grandes espacios para contemplar esta metamorfosis. Al noreste de Madrid, la Sierra del Rincón, nombrada por la Unesco reserva de la biosfera en 2005, alberga 15.230 hectáreas distribuidas entre los municipios de Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y La Hiruela.
Hayedos, robleso pinos visten parajes orográficos milenarios
El bosque caduco del Hayedo de Montejo, declarado sitio natural de interés nacional en 1974, es uno de los lugares más singulares de esta reserva, pues alberga el único bosque de hayas de la región y uno de los más meridionales de Europa. El visitante se ve inmerso en un paisaje húmedo, de luz tenue, que persiste gracias a la particularidad climatológica de la zona.
Los municipios de la Sierra del Rincón proporcionan al turista múltiples alojamientos de madera y piedra que no desentonan con el paisaje. Es el caso de las casas rurales El Bulín, en Berzosa de Lozoya, Robregordo, Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón, La Hiruela y Paredes de Buitrago. Con chimenea, terraza o barbacoa propia, permiten albergar hasta siete personas.
Uniendo Castilla y León y Madrid se encuentra el quinto parque natural más extenso de España, el Parque Nacional Sierra de Guadarrama. Cerca de 34.000 hectáreas, de las que 21.714 pertenecen a la zona madrileña y el resto, a Segovia, con décadas de historia que han sido recientemente reconocidas como parque nacional. Desde entonces, por sus caminos han paseado 600.000 visitantes, por lo que, de seguir así, se convertirá en un año en el parque más visitado del país.
Introducirse en un paraje natural no supone abandonar las comodidades de la ciudad. Los alojamientos del Encanto del Valle del Lozoya, en Gargantilla del Lozoya, dan la oportunidad de relajarse en su spa. Un lujo a menos de media hora de este parque que alberga hasta el 40% de la fauna censada en España.
Más al norte, en Zamora, se encuentra el Parque Natural del Lago de Sanabria. Hace millones de años la zona estaba cubierta por un glaciar con lenguas de hielo de más de 20 kilómetros, el origen del actual lago, de 369 hectáreas de superficie fluvial, que lo convierten en el mayor lago natural de la península Ibérica y uno de los más grandes de Europa.
A su alrededor, cañones, estrías glaciares y morrenas. Todo ello compone un paraje de 22.365 hectáreas, nombrado parque natural en 1978 para preservar la morfología que los glaciares esculpieron en sus rocas, la diversidad de flora, dominada por el roble melojo o rebollo, y la fauna, donde destaca la perdiz pardilla, el águila culebrera y el lobo, entre las 76 especies de aves y 17 de grandes mamíferos que lo habitan. Y a menos de 100 metros de su orilla, el Hotel Don Pepe, para descansar sin dejar de observar esta maravilla de la naturaleza.
Una apariencia similar tiene el Parque Natural Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión, en Soria. El clima del periodo cuaternario originó formas glaciares de circo que ocupan la Laguna Negra, Laguna Helada y Laguna Larga. Además, el parque aloja una de las mayores cimas de la región de Soria, el Pico de Urbión, cerca del cual nace el río Duero. Las intensas lluvias y las bajas temperaturas dan lugar a una vegetación dominada por pinos silvestres que se mezclan con hayas por encima de los 1.400 metros, que son sustituidas por matorrales en las áreas más elevadas.
Sin salir del Parque Natural, en Duruelo de la Sierra, donde nace el Duero y cerca del pico de Urbión, se encuentra la Casa Rural Blasco. Un hogar de piedra con capacidad para albergar hasta 10 personas.
Cuatro oportunidades, aunque hay muchas más, para escapar del bullicio de las grandes ciudades. Para conocer de cerca los rincones vírgenes de España y olvidar la melancolía otoñal.