Una recesión cíclica de 21 trimestres, no de 9
Técnicamente España ha abandonado la recesión porque ha registrado un trimestre de crecimiento económico, tras haber registrado al menos dos de descensos. Es la recesión más larga de la democracia la que se ha superado ahora, que se ha prolongado por nueve trimestres en teoría; pero en la práctica se ha superado una recesión ininterrumpida de 21 trimestres, desde que en el segundo trimestre de 2008 en España se parase la máquina.
En España bien deberíamos hablar ahora de haber abandonado, o de ester en tránsito de abandonar, una recesión cíclica que se ha prolongado por 21 trimestres, en vez de por los nueve que de forma consecutiva han registrado pérdida de PIB. Porque aunque desde la primavera de 2008 se hayan presentado pequeños oasis de crecimiento, es desde entonces desde que estamos en recesión profunda. El empleo no ha dejado de caer, salvo si acaso ahora puntualmente, y los pequeños repuntes de actividad eran engañosos movimientos muchas veces activados por inyecciones bienintencionadas de gasto público, que se volvieron contra la economía española cuando la crisis de la deuda comenzó a pasar la factura al país.
21 trimestres: nada menos que cinco años de recesión, todo un cíclico. Aunque nominalmente han habido algunos trimestres con repunte del PIB, ha sido realmente engañoso, y la economía no ha dejado de descender de nivel desde que en el segundo trimestre de 2008, cuando el Gobierno lo negaba por activa y pasiva, comenzó a ceder posiciones. Técnicamente encadenó siete trimestres en 2008 y 2009, uno en 2010, y todos desde el segundo de 2011 hasta ahora.
Veinte trimestres de cura de caballo en los costes, en el empleo, en los precios, en el gasto público, en la presión fiscal, en la renta de los hogares, en el valor de las empresas, en los precios de las casas. Veinte trimestres que nos devolvieron a la realidad, que nos recordaron que habíamos vivido muy por encima de nuestras posibilidades, y de que solo sobreviviríamos si éramos capaces de volver a vivir con nuestras posibilidades, con devaluaciones de nuestros precios y nuestros costes. Veinte meses en los que hemos estado a punto de hacer saltar por los aires al mismísimo euro, y de volver a la recurrente suspensión de poagos que tanto ha practicado el Estado español a lo largo de la historia.
Ahora ha terminado la primera era del euro, la de los excesos y las correcciones. Ahora empieza el siglo XXI para la economía española, la del euro, pero con disciplina y rigor.