“Una crisis política cada poco tiempo debilita la economía”
Andrew Acheson, vicepresidente de Pioneer Investement Management, sirvió como capitán en la Guerra del Golfo. Durante los últimos 12 años ha trabajado en Boston, liderando una de las gestoras más grandes del mundo.
Recién llegado de Estados Unidos, Acheson muestra su desencanto con la clase política norteamericana y, por extensión, con la clase política europea. Reconoce que es muy probable que demócratas y republicanos acaben llegando a un acuerdo sobre el techo de deuda, y que en un breve plazo de tiempo el Gobierno de Barack Obama pueda funcionar con normalidad, pero advierte del gran coste económico que supone afrontar una crisis política cada poco tiempo.
“Esto de ir siempre de crisis en crisis o, como también se dice, ir dando patadas hacia adelante, acaba conduciendo a problemas a largo plazo: es malo para la economía y para el prestigio de la clase política”, explica en la oficina de Madrid de Pioneer, una de las mayores gestoras de activos de Europa. “La constante incertidumbre está retrasando muchas inversiones, lo que impide consolidar un crecimiento aceptable en el caso de Estados Unidos”.
Pedro y las ovejas
Acheson recuerda que ya en 2011 se vivió una situación similar a la actual, con los republicanos bloqueando el aumento del techo de endeudamiento. Finalmente, se alcanzó un acuerdo “y eso es lo que está esperando ahora el mercado, por eso no ha habido fuertes correcciones, lo malo es que esto empieza a recordar a la fábula de Pedro y el lobo donde, por cierto, el lobo se acababa comiendo las ovejas”.
Este veterano gestor de fondos quita hierro a la premura sobre alcanzar un pacto antes de mañana —la fecha tope fijada por el Tesoro, a partir de la cual el Gobierno de Estados Unidos no podría hacer frente a muchos gastos fundamentales–. “En Washington ya se acepta que la solución no se alcanzará hasta finales de octubre o principios de noviembre. Sin embargo, me parecería inaceptable que el Gobierno no pudiera afrontar el pago de pensiones a jubilados o desatendiera el pago de algún bono”.
Acheson explica que los políticos “han refinado la técnica de la ‘patada a seguir’, lo que indefectible conduce a aplazar la toma de decisiones”.
Sobre el bloqueo republicano a la reforma del sistema de salud que aprobó en 2011 la Administración de Barack Obama, este gestor apunta que tendrá que rebajarse para intentar sumar a todas las fuerzas políticas a un consenso aceptable. “Lo que no tendría sentido es que entrara en vigor, que las empresas tomaran decisiones de inversión teniendo en cuenta la nueva legislación y, dentro de tres años, una mayoría republicana en el Congreso acabara echando por tierra la legislación y las inversiones realizadas”.
El vicepresidente de Pioneer Investment Management defiende el valor de la búsqueda de amplios consensos cuando se trata de tomar decisiones difíciles o reformar piezas clave para la economía de un país.
Uno de los fondos que dirige Acheson, el Pioneer Fundamental Growth Fund está especializado en invertir en empresas estadounidenses de gran capitalización y gran capacidad para reinvertir de forma rentable sus beneficios. Sus principales apuestas son los gigantes tecnológicos del país:Apple, Microsoft, Google, aunque también cuenta con participaciones en empresas como Mastercard, Starbucks o Coca Cola Company.
Si EEUU quiebra... a invertir en champú
Los gestores de fondos no quieren ni hablar de la posibilidad de que el Gobierno de Estados Unidos deje de atender sus obligaciones de pago con sus acreedores (haga default, como se dice en inglés). Sin embargo, sí que llegan a valorar cuáles serían los sectores que se verían menos castigados en caso de que se desatase el pánico financiero que comportaría ese impago.
Si se produjera esta situación “creo que lo más seguro sería invertir en empresas productoras de bienes de consumo;en momentos de crash financiero, este tipo de compañías lo podría hacer bien. La gente seguirá comprando pasta de dientes, Pepsi o Coca Cola y lavándose el pelo con champú, suponiendo que les siguiera quedando dinero para comprarlo”, explica Andrew Acheson. “Estas empresas estarían mejor pertrechadas, que otras que dependieran mucho del Gobierno y, por supuesto, mucho mejor que las pertenecientes al sistema financiero”.
Las empresas vinculadas al sector de la salud, otro de los tradicionales valores defensivos cuando caen los chuzos de punta en los mercados, podrían hacerlo bien, pero presentan dos problemas, a juicio de Acheson, “algunas ya tienen una valoración demasiado alta y otras, especialmente las farmacéuticas, dependen demasiado de que el Gobierno se haga cargo de parte del gasto en medicamentos”.
Otra de sus apuestas para una situación de caos en los mercados financieros son las compañías tecnológicas.