Madrid convierte a Ulm en la meca de los bomberos
Magirus, que en 2014 cumplirá 140 años, es líder en vehículos de extinción de incendios La fábrica madrileña de Iveco, entre las más productivas de la marca
La pequeña ciudad alemana de Ulm, a medio camino entre Múnich y Stuttgart, es conocida por su catedral, la más alta del mundo, y por ser el lugar donde nació y se crió Albert Einstein. Y, sin embargo, no es este personaje el que da de comer a la población. Otro de sus ciudadanos ilustres, que por fechas bien podría haber sido el abuelo del físico más importante del siglo pasado, es tanto o más conocido en esa población. Se trata de Conrad Dietrich Magirus (1824-1895), el primer ingeniero al que se le ocurrió ponerle escaleras a carromatos especiales y, más tarde, a camiones.
El paraguas de CNH Industrial
La semana pasada arrancó la andadura de CNH Industrial, el resultado de la fusión entre Fiat Industrial y la estadounidense CNH Global. La operación, que llevaba dos años cocinándose, aporta al grupo italiano en el que se integra Iveco una nueva dimensión de negocio. La firma americana es especialista en tractores, cosechadoras, vendimiadoras y maquinaria de obras. Asimismo, está fuertemente implantada en Norteamérica, mercado de muy difícil acceso para compañías extranjeras.
Fiat Industrial, por su parte, es gracias a Iveco uno de los principales fabricantes de camiones (pesados y ligeros). También produce autobuses y autocares, además de vehículos especiales a través de Magirus.
El nuevo gigante de los vehículos industriales tiene una facturación de más de 25.700 millones de euros.
Magirus, la división de vehículos de extinción de incendios y protección civil de Iveco (propiedad a su vez del grupo Fiat Industrial, conocido desde el lunes de la semana pasada como CNH Industrial tras completar su fusión con la estadounidense CNH Global), tiene una facturación media anual de entre 250 y 300 millones de euros. Esta firma, líder mundial en el segmento de las autoescaleras mecánicas, carroza por encargo unos 1.000 chasis al año. Todos ellos pasan por la planta de Ulm, a la que sus responsables no se atreven a considerar la mayor del mundo... por miedo a que haya una más grande en China. Esta especialización tan concreta de la fábrica se impuso por necesidad: Fiat Industrial decidió el año pasado concentrar la producción de los camiones Trakker y Stralis, sus modelos más pesados de transporte por carretera, en sus instalaciones de Madrid (Barajas), capaces de montar 45.000 unidades al año.
Tras digerir un severo proceso de reajuste de la plantilla, se optó por hacer que la fábrica bávara concentrara en exclusiva la producción de camiones de bomberos. Aprovechando que una parte de sus instalaciones ya estaban dedicadas a tales efectos, la compañía ha remodelado y ampliado sus capacidades.
El fruto de esos esfuerzos se dio a conocer hace dos semanas en un solemne acto de inauguración. Los responsables de la compañía no escatimaron elogios hacia Iveco-Magirus, enseña que en 2014 cumple 150 años. Prueba de ello son los 40 millones de euros dedicados a la remodelación de la planta de Ulm y el compromiso de más inversiones. El consejero delegado de Iveco-Magirus, Mario Benedetti, aseguró que se le dedicarán parte de los 1.000 millones de euros de desembolso con que cuente este año la rama industrial del grupo Fiat.
El peso de Madrid
La fábrica de la capital española es una de las grandes apuestas del grupo italiano de automoción. Cuenta con un plan de inversiones que asciende a 500 millones de euros para los próximos tres años y emplea a 1.200 trabajadores. Algo que no pasa inadvertido en Ulm, la otrora fábrica estrella del grupo: en las instalaciones no se respira una especial querencia por sus colegas españoles.
Con todo, la filial Iveco-Magirus no pierde el tiempo. La compañía acaba de adjudicarse un pedido de 80 camiones de bomberos especiales para los aeropuertos de Brasil (que deberán ser entregados a tiempo para el Mundial de Fútbol de 2014). El vehículo será un híbrido entre el Trakker y el Dragón, su modelo más moderno. Este último, disponible a partir de 500.000 euros y presente, entre otros, en el aeródromo de Barajas, es un auténtico monstruo: tiene dos motores que desarrollan 1.120 caballos de potencia capaces de mover sus 30 toneladas a 100 km/h en 38 segundos. Almacena 12.000 litros de agua, espuma y polvo y está preparado para soltar todo el depósito a través de sus dos cañones (monitores, en la jerga técnica) en menos de dos minutos.