Mahou, castiza de alma y universal de vocación
El fabricante puso sus cimientos en Madrid en el siglo XIX
Cuatro hermanos decididos a emprender y una fábrica en la calle madrileña de Amaniel, dotada con tecnología alemana y muy enfocada a la producción de barras de hielo. Así comienza el relato de una leyenda más que centenaria, la de la cervecera Mahou, todo un símbolo en la historia reciente de la capital y una de las enseñas más reconocidas en todo el país.
Alfredo, Enrique, Luis y Carolina, descendientes del francés Casimiro Mahou Bierhans, pusieron la semilla en 1890, con la fundación de Hijos de Casimiro Mahou, la atrevida que pretendía restar protagonismo al vino en España y que pugnó durante décadas con El Águila. Su evolución desde entonces se entiende como una mezcla de tradición, innovación e incorporaciones de marcas legendarias, como fue la de San Miguel en el año 2000.
Mahou San Miguel produce hoy el 75% de la cerveza española que se exporta, alcanzando 50 países, además de encabezar las ventas en bares, restaurantes y hogares de este país. Han variado las etiquetas, los diseños de las botellas y chapas, los colores corporativos, pero lo que se ha mantenido a lo largo de las décadas ha sido el color dorado de una cerveza Pilsen que no ha hecho más que ganar adeptos, pero que no lo tuvo fácil en sus inicios.
La compañía habla de sus años más complicados coincidiendo con la posguerra, en la que no dejó de estar presente en los mostradores, principalmente madrileños, pese a la escasez de lúpulo y malta, e inicia su verdadero despegue a finales de los cincuenta, cuando Hijos de Casimiro Mahou pasa a denominarse Mahou, a secas. Pocos años después, en 1961, la firma levanta la que ha sido su casa durante su imparable proceso de expansión: la fábrica de Paseo Imperial, al que llegó cuatro años antes que otro símbolo que está a punto de pasar a la historia, el estadio del Manzanares. La ciudad estaba en pleno desarrollo y lo que entonces se consideraba periferia hoy prácticamente es zona centro.
Cada español bebe 47,5 litros al año
El negocio de la cerveza mueve en España 12.600 millones anuales, con un peso del 1,2% del PIB. Alrededor de ella trabajan más de 220.000 personas de forma directa e indirecta. El mercado en 2012 arrojó un descenso del 2%, hasta sumar 32,2 millones de hectolitros. Las exportaciones, por su parte, subieron un 25% el año pasado.
Tirando del marcado casticismo del que presume Mahou, la planta fue inaugurada un día de San Isidro (15 de mayo) de 1962. El pueblo demandaba Mahou y la instalación se vio rápidamente superada. Fue concebida para producir 500.000 hectolitros anuales y apenas con ocho años en operación superaba ya el millón de hectolitros, según consta en los registros de una compañía que fue pionera en este país al cambiar los barriles de madera por los de aluminio.
Pero quizá sea el botellín el que más y mejor ha paseado la marca por todo el país. El dela Mahou CincoEstrellas, producto por excelencia de la cervecera, fue presentado en sociedad en 1969 con todo un intento de la empresa de asociar la idea de “excelente calidad” a una bebida que llegaba prácticamente a todos los estratos sociales.
La revolución definitiva de Mahou estalla en 1990, cuando en este país están penetrando cervezas de nombre impronunciable y sabores nuevos. Por entonces, llevaba diez años en manos de Danone y arranca la construcción de la fábrica de Alovera, actual centro de operaciones del gigante de la cerveza, además de poner en circulación Laiker para quienes demandan burbujas pero renuncian al alcohol. Después vendríala San Miguel0,0%, ya bajo el paraguas de Mahou San Miguel, y toda una carrera por dar una vuelta completa a la oferta. Cervezas ecológicas, otras con limón o con manzana, nuevo producto para los amantes de la cerveza negra, referenciaslight y una mirada atrás con el relanzamiento de clásicos, comola San Miguel1516, van marcando la búsqueda de nuevos mercados por parte de este histórico del sector alimenticio.
Las familias Gervás Sanz y Herraiz Mahou, compraron el 33% de la empresa en manos de Danone y hoy sus apellidos siguen teniendo presencia tanto en la dirección como en el consejo.
Los pasos más recientes de la firma han insistido en ganar volumen, con la integración de Alhambra en 2007, y caminan ahora hacia otros segmentos de negocio. La también mítica Solán de Cabras forma parte del grupo desde 2011, añadiendo sus aguas y refrescos. Una alianza con DE Masters Blenders hace tres años dio entrada a Mahou en la distribución de infusiones (Hornimans), cafés (Marcilla) y edulcorantes (Natreen) para un canal que conoce como pocas, el de la hostelería. También se han trazado acuerdos con Warsteiner Brewery y Carlsberg. Los horizontes de Mahou no tienen límites. La firma tiene ya productos fabricados en España específicamente para mercados internacionales, comola San MiguelFresca distribuida en Reino Unido, y trata de abrirse camino en lugares tan remotos como India.
Una empresa de 1.200 millones en ventas y mucha vida social
Mahou es una empresa con prácticamente el 100% del capital en ma_nos españolas, unos 2.500 empleados, nue_ve fábricas en este país y una en India. Un gigante nacional en un mercado en el que pug_na principalmente con Heineken y Damm. La cuota de Mahou es del 37,2% en un contexto cambiante por los efectos de la crisis: cada vez se consume más en los hogares y menos en bares y restaurantes. Las ventas se han mantenido estables por encima de los 12 millones de hectolitros por ejercicio, con una ligera bajada en 2012. En cuanto a la facturación, el año pasado se frenó el crecimiento y se pasa de los 1.200 millones de 2011 a 1.173.
Las inversiones de Mahou San Miguel des_de 2010 alcanzan los 237 millones, en buena parte para mejorar sistemas productivos y últimamente para “apoyar al sector de la hostelería”. Calidad, innovación y equipo humano son las tres claves que, según la dirección de Mahou, hacen que la firma encabece este negocio en España.
Otra razón podría ser la constancia. Mahou se ha convertido en todo un actor principal del día a día de los españoles. Patrocina la Liga de Fútbol y a clubes como el Real Madrid, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Málaga o Villarreal; a la Federación de Española de Baloncesto; apoya a museos como el Reina Sofía de Madrid o el Picasso de Málaga, y está detrás del cine, la música (mantiene las iniciativas Un lugar llamado mundo y Escenarios Mahou) y muy diversas instituciones educativas. Se trata de convertir la marca en un icono, algo más que la reina del pincho y caña.
Desde 1890
♦ El equipo de directivos y trabajadores de Mahou insiste siempre en una máxima: con el paso del tiempo ha cambiado la maquinaria, pero el proceso de elaboración y la propia cerveza es la misma que salía de la fábrica de la calle madrileña de Amaniel, en la última década del siglo XIX. Innovación y tradición.
♦ Ya tras la Guerra Civil era toda una costumbre en la capital compartir pincho y caña en los bares de la capital, y durante todos estos años han sido cientos de miles los que han trabajado alrededor de la rubia más reconocida de Madrid, ya sea detrás de una barra, repartiendo cajas o directamente en las fábricas.
♦ El fondo documental de Mahou incluye imágenes curiosas, como la de Rainiero de Mónaco y Grace Kelly tomando unas cervezas en Madrid; toda una plantilla del Real Madrid ante la fábrica del Paseo Imperial; carteles históricos en los que se promociona la venta de hielo, e imágenes en las que se aprecia el proceso de producción y mantenimiento de los barriles de madera en que se distribuía la cerveza en los principios de la empresa.
♦ Apoyo a madrid 2020. El ADN de Mahou mantiene a Madrid como seña de identidad. Un último gesto de la firma ha sido el respaldo decidido a la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Y lo ha hecho lanzando una campaña de Mahou Cinco Estrellas en la que resalta las razones por las que Madrid merece ser la sede. La cervecera ha reflejado el carácter abierto de la ciudad con quienes llegan de fuera y ha hecho un lema de su propia experiencia: “Qué bien sabe ser de Madrid”.
♦ La empresa dice ser consciente del momento crítico que atraviesa la hostelería y lleva un par de años colaborando con los bares y restaurantes madrileños para que el consumo no decaiga. Mahou-San Miguel habla de estos establecimientos, a los que dedicó un tercio de sus inversiones el pasado ejercicio (para equipamiento, instalaciones y distintas iniciativas de promoción), como los principales atractivos turísticos y fuente de riqueza de la capital de España.