El capital extranjero busca ladrillo español
El periodo estival ha traído a España un intenso desembarco de capital extranjero dispuesto a invertir en el sector inmobiliario. El dinero foráneo está ya presente en las primeras grandes operaciones de Sareb y en la venta de algunas plataformas de gestión de vivienda de la banca, así como en la toma de posiciones para las inminentes subastas de Evo, Novagalicia y Catalunya Banc. Firmas de capital riesgo extranjero –es el caso de H. I. G., Cerberus, Centerbridge, Blackstone o Burlington, entre otras– apuestan por nuestro país como destino de inversión. Aunque a primera vista los desalentadores ratios de desempleo, la sequía del mercado crediticio y los frágiles indicios de crecimiento no parezcan mimbres demasiado atractivos para atraer capital, el objetivo de los fondos es adelantarse a la recuperación económica y aprovechar los actuales descuentos de cara a obtener elevadas rentabilidades.
Los inversores especializados son los primeros en situarse frente a los cambios en la dirección del viento de las economías. Pese a que la oscura situación del mercado laboral y la persistente sequía del crédito continúan manteniendo la demanda y la inversión españolas amordazadas, nuestro país ha dejado de estar en el epicentro de la desconfianza internacional. Hace tan solo un año, la prima de riesgo española reflejaba, en una escalada que parecía imparable, la pésima percepción que los mercados internacionales tenían sobre nuestro país, así como la absoluta desconfianza de que la economía española pudiese salir del túnel en que se hallaba. A todo ello hubo que sumar también un entorno europeo marcado por la virulenta crisis del euro y por los rumores incesantes sobre una eventual ruptura de la moneda única.
El cambio de perspectivas en ambos frentes, unido a la creciente percepción de que los precios en el mercado inmobiliario están ya tocando fondo, explica esta apuesta del capital riesgo extranjero. Los fondos internacionales buscan así colocarse antes de la esperada recuperación y cuentan con la indudable ventaja de no verse afectados por las dificultades crediticias de nuestro mercado, dado que pueden obtener financiación externa sin grandes dificultades. En ese escenario, cada vez son más las firmas internacionales que se acercan a España, un extremo que acreditan la intensa apertura de oficinas que se está produciendo en los últimos meses.
Pese a que las previsiones de recuperación económica son todavía incipientes, la vuelta del capital extranjero constituye una razón más para confiar en que, poco a poco, la economía española comienza a despertar de su letargo. La revisión al alza de las previsiones de crecimiento para el año que viene por parte del Gobierno y la mejora de la situación económica en la zona euro respaldan este diagnóstico y confirman la necesidad de seguir trabajando para consolidar esos primeros signos esperanzadores de recuperación.
Los efectos de la tremenda debacle sufrida por la economía española tras el estallido de la burbuja inmobiliaria no dejan de sucederse. Los últimos datos del sector apuntan a que dos de cada tres inmuebles vendidos se compran sin hipoteca, un escenario inimaginable en los años dorados del ladrillo y en un país en el que el binomio vivienda-hipoteca parecía indestructible. También la parte del salario de los españoles dedicado a pagar la hipoteca ha descendido hasta situarse en un 40% menos que a finales de 2006. La sequía del crédito, unida al descenso del porcentaje del valor del inmueble que cubren los escasos préstamos hipotecarios que se conceden, explica este cambio de tendencia.
Aun así, las incipientes señales de mejora del mercado que comienzan a aprovechar los inversores locales e internacionales tardarán en trasladarse al grueso de las familias españolas, que todavía deben invertir el equivalente a 5,9 años de rentas familiares para poder adquirir un inmueble, lejos de los cuatro años que aconsejan los expertos. Los pequeños compradores deberán aguardar a que ajuste de precios concluya y a que el mercado de crédito y la actividad económica comiencen a recuperarse. Un momento excelente para recordar y aprender de los excesos y errores del pasado.