El acuerdo de Microsoft-Nokia, necesario, pero ¿acertado?
Parecía cuestión de tiempo y en más de una ocasión se había pronosticado la compra de Nokia por parte de Microsoft, sobre todo después de que ambas firmas sellaran una fuerte alianza en febrero de 2011. Sin embargo ello no impidió que ayer la noticia cayera como una bomba en el sector tecnológico. La operación, a falta de su aprobación por reguladores y accionistas, parece pertinente desde el punto de vista financiero, pues como recordaba ayer el gerente de análisis de Penteo, José María López, “sobra el dinero para llevarla a cabo” y porque la valoración de Nokia ha sido bastante interesante, tal y como advirtieron los analistas financieros.
También porque Microsoft necesita un fabricante de smartphone sólido para competir con una experiencia completa en la era post-PC (hardware más software como hace Apple con su iPhone, o Google, tras comprar Motorola y lanzar su móviles Nexus), y en ese contexto Nokia parecía la mejor opción. Y porque con la venta de sus móviles, el fabricante europeo logra una estabilidad financiera que, tras nueve trimestres de pérdidas, le saca de una situación complicada.
Los expertos parecen tener claro que la operación tiene sentido. “La unión de Windows Phone, un software más que digno, con la capacidad de diseño y fabricación de Nokia, pueden suponer una opción interesante”, opina el analista Jaime García Cantero. “Con este movimiento, Microsoft podrá lanzar dispositivos completamente bajo su control, aplicar sus propias estrategias de producto, precio, distribución, tecnología...”, continúa López.
Es difícil saber si la transacción entre Microsoft y Nokia era algo pactado (o al menos hablado) desde 2011, como sugieren algunas voces, o tiene más que ver con la situación actual en la que Android es cada vez más fuerte. Microsoft ha visto como prácticamente todos los fabricantes asiáticos (unos con la boca pequeña y otros claramente) apuestan por Android e incluso los que tienen dispositivos Windows veían Android como la opción de futuro, así que necesitaba garantizarse un partner sólido como fabricante y qué mejor garantía que comprar ese fabricante, como matiza Cantero.
Con la compra, Microsoft podrá lanzar móviles bajo su total control y Nokia volver a un modelo de compañía innovadora
El camino, en cualquier caso, no será fácil. La situación de partida de Microsoft-Nokia está lejos de los líderes del mercado (Google, Samsung y Apple), sobre todo en lo que se refiere a disponibilidad de aplicaciones, claves hoy para atraer al cliente final. El número de apps para Windows Phone es mucho menor que en Android o iOS.
También será fundamental, según advierte el analista de Penteo, ver tras la operación hasta qué punto Microsoft es eficiente en el proceso de fabricación (costes unitarios) y la logística (acuerdos con fabricantes de componentes, redes de distribución, etcétera), “como sí lo es Apple y no digamos Samsung”. Este experto no duda de que Microsoft tiene futuro en el negocio del smartphone, pero advierte que para poner las bases de un asalto al poder sólido, es preciso que el gigante del software no se quede a medias en su estrategia de ser, realmente, una compañía de dispositivos y servicios.
“Puede ser que no tenga sentido que siga licenciando Windows Phone 8 a terceros y que sea más interesante concentrarlo en la plataforma hardware que acaba de adquirir”, matiza. López asegura que a Microsoft le urge clarificar su visión y estrategia no solo en el mundo móvil, sino también en el muy similar universo de las tabletas, “tal vez haciendo converger sistemas operativos y look & feel de unos y otros”. Además, debe encontrar las herramientas necesarias para convencer a desarrolladores y editores de software de seguir enriqueciendo un ecosistema aún escaso de aplicaciones.
Igualmente, sugiere que es preciso tener en cuenta que Nokia, a pesar de haber sido desahuciada en el mundo del smartphone, tiene bastante presencia en dispositivos de baja gama y en mercados emergentes. “Podría ser una buena estrategia para Microsoft potenciar estos, probablemente empujando el mercado hacia abajo, mediante el desarrollo de gamas de equipos con WP8 de menor coste que los actuales”.
Las dudas, pese a todo, surgen: ¿Llega demasiado tarde la operación? El tiempo lo dirá, pero alcanzar el 15% de cuota en smartphone en 5 años que pretende Microsoft será una tarea difícil; ¿se convertirá Nokia en una empresa de software y servicios, en un movimiento similar al de IBM cuando vendió su unidad de PC a Lenovo como plantea Gizmodo.es? “Creo que la menor presión financiera en Nokia y su tamaño más reducido deberían facilitarle la vuelta al modelo de compañía nórdica altamente innovadora y excelente en la producción que le dio tanto éxito en el pasado”, sostiene Cantero.
Igualmente queda en el aire quién dirigirá la nueva Nokia (todo apunta que será Risto Siilasmma, actual presidente de la junta directiva de Nokia), y si Stephen Elop será o no el sustituto de Steve Ballmer al frente de Microsoft. Una elección, que de producirse, no contentará a todos.