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Columna
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Siria implicará un alto coste

Las potencias occidentales que se están preparando para atacar en Siria deben sopesar el precio de no hacer nada frente al posible impacto de una intervención. La forma de la acción militar importará, pero en esta guerra sectaria, todas las opciones conllevan riesgos.

Los ataques militares directos que están teniendo lugar podrían animar a socavar la capacidad del régimen para desplegar armas químicas, en lugar de dirigirse directamente a las reservas, por el evidente riesgo que comportan. La pregunta es si Occidente puede evitar una escalada y prolongada batalla.

Es complicado que un enfoque limitado cambie la dinámica de una crisis que dura dos años y en la que ya han muerto más de 100.000 personas. La posibilidad de llevar a las partes a una mesa de negociación es remota y el protagonismo de los grupos islamistas radicales entre los rebeldes no es un buen augurio de lo que podría seguir a la caída de Bachar Al Asad.

La posibilidad de llevar a las partes del conflicto a algún tipo de mesa de negociación es remota

Es probable que la intervención resulte costosa. Los rebeldes que no han sido radicalizados todavía pueden sentirse decepcionados por la naturaleza limitada de la acción. Los mercados de valores y divisas de todo el mundo ya han caído en medio de los temores de que la intervención agrave las tensiones sectarias regionales.

Las represalias por parte de Siria y sus poderosos aliados extranjeros serían costosas. El conflicto de Siria está haciendo daño a Jordania, donde la frágil economía ya dependía de la ayuda extranjera antes de la avalancha de refugiados sirios. Rusia, que suministra el 4% de las importaciones de petróleo de Turquía, podría intentar castigar al país por su decidido apoyo a la intervención, lo que añadiría más presión a la maltratada lira. Las esperanzas de que se relajen las relaciones con los nuevos líderes de Irán también pueden disminuir.

Es cierto que la inacción tendría también un precio. El conflicto sirio puede extenderse a los países vecinos, incluso sin intervención militar exterior, y en última instancia conducir a los mismos resultados. Los inversores deben prepararse para una inestabilidad prolongada. Ante una alternativa desagradable, Estados Unidos y sus aliados europeos deben saber que elijan lo que elijan, tendrán que enfrentarse a consecuencias desagradables.

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