Las puertas abiertas para salir de la crisis
Los seis largos años de crisis que ha completado la economía española este mes de agosto son la peor travesía del desierto vivida por los españoles contemporáneos. Solo los ancianos han conocido épocas peores, y para la historia queda toda una generación que ha vivido buena parte de los mejores años de su juventud y su inicio profesional aherrojada por las dificultades económicas y la falta de perspectivas en un país que supera los seis millones de parados, con una economía en encefalograma plano y en medio de una ausencia de oportunidades como pocas veces se ha visto en la historia reciente de España. Pero este desolador escenario está condenado a cambiar. No lo hará de forma rápida, pero cada vez aparecen más señales de que sí lo está haciendo de manera constante con rumbo a la mejora de la economía. Los datos del sector exterior y la llegada récord de turistas internacionales son las principales puertas abiertas para salir de la crisis, y constatan que la solución está ahí fuera. Será una forma de aprovechar la extraordinaria apertura de la economía española, algo que se ha ido tejiendo a lo largo de décadas y a la que es el momento de sacar partido.
Los datos sobre déficit comercial son muy alentadores. Entre enero y junio se redujo un 68,8%, gracias al récord histórico de las exportaciones (un 8% más, y la mejor cifra en un semestre desde que existe registro, en 1971). El sector exterior sigue dando buenas noticias y las previsiones oficiales son que las exportaciones sigan creciendo a buen ritmo; aun así el Gobierno no espera alcanzar el superávit comercial este año, pero ve “razonable” llegar al 1% frente al 3% del año pasado. Tampoco hay que olvidar que el recorte del déficit comercial se debe también a que las importaciones bajaron un 3,2%, por la débil demanda interna, aunque el optimismo del Gobierno lo achaca en parte al efecto sustitución de productos del exterior por productos nacionales.
Sea como sea, lo cierto es que la tasa de cobertura –las importaciones que se pueden pagar con las exportaciones– ha llegado el primer semestre a un saludable 95,3% –con un brillante 99,5% en junio–, casi diez puntos más que a igual fecha del año pasado. El Ejecutivo destaca tres pilares en esta mejora: hay más empresas que exportan, ha aumentado la competitividad de estas por reducción de los costes laborales (reforma laboral y moderación salarial) y existe mayor capacidad para llegar a nuevos mercados. Claro que esto se debe también a la atonía del mercado interior, a una competitividad conseguida en parte de manera artificial y la atonía del resto de Europa, principal cliente de España. Incluso así, también avanzaron las exportaciones a la UE (4,7%) y a la zona euro (3,1%).
A pesar de que hayan aumentado las ventas a los mercados extracomunitarios, lo importante para consolidar esta evolución es la recuperación de los grandes clientes europeos. Y de ahí también parecen llegar buenas noticias: la actividad del sector privado de la zona euro repuntó en agosto por quinto mes consecutivo y, lo más esperanzador, según los expertos el tercer trimestre da indicios de que se convertirá en el mejor en términos de crecimiento empresarial de la zona euro desde la primavera de 2011, con una mejora encabezada por Alemania, aunque persistan las dudas sobre Francia, nuestro otro gran cliente.
La otra gran puerta para salir de la crisis, el turismo, la primera industria española, va a completar no solo a una temporada alta récord –como corrobora el mejor julio desde 1995–, sino a un año histórico de llegada de turistas internacionales en el que, de seguir la tendencia, llegará a la mítica cifra de 60 millones de turistas. Y lo hará, pese al débil turismo interior, por el empuje de nuevos mercados como Rusia –gracias a las facilidades con los visados– y los países nórdicos, a la recuperación del consumo en los tradicionales –Reino Unido, Alemania y Francia– e, indirectamente, al importante efecto desvío por la inestabilidad política de Egipto y su área, algo detectado ya por los touroperadores internacionales.
Todas estas mejoras no estarán completas, sin embargo, hasta que la economía vuelva a crear empleo de forma sostenible. Sería ingenuo olvidar que gran parte del trabajo proporcionado por el sector turístico es de temporada y que gran parte de la competitividad que activa las exportaciones viene dada por ajustes salariales y de plantillas.